Arlequín





El Ama de Llaves Nammu se dirigió a la mujer que tenía al frente y dijo:

— Madame Institutriz, Su presencia es requerida en el salón principal, tiene alrededor de una hora y media para arreglarse como corresponde. Yo misma me encargaré de vestirla apropiadamente con este traje multicolor  elaborado de sinabafas y holandas, luego también voy a maquillarla para el evento. 

Cuando terminaron, la Institutriz se miró a un espejo y se vio hermosa, casi que parecía una Princesa de los cuentos de hadas.

Mientras se contemplaba, se escucharon los pasos de Kanisurra, la escolta de la Condesa, que entró al cuarto en donde estaban arreglando a la Institutriz, solicitó que las dejaran a solas y le entregó un tubo de los usados para tomar una muestra de sangre, bastante lleno, mientras le dió esta instrucción:

— Pase lo que pase, encárguese de entregar este tubo a la persona que se lo requiera, esté prevenida y use discreción, nadie debe saber que usted cambiara esta muestra por el original — la Institutriz oculto el objeto en un pliegue del vestido de modo que nadie pudiera notarlo

Acto seguido Kanisurra guió a la Institutriz por varios corredores hasta llegar al salón principal, cruzaron la puerta en donde habían dos guardias armados de hachas y le indicó que esperara sentada en un sofá.

A unos cuantos metros del sofá había una mesa grande, vacía. Al poco rato entro el Mayordomo el Señor Lugash que dijo con voz fuerte:

— Madame Agatha Marple, Baronesa de Quin

Se trataba de una mujer de unos 30 - 35 años, soltera, que entró acompañada de su Valet personal, un hombre alto, del mismo tipo que serviría como héroe de una película tipo B. La Baronesa tomo asiento en la mesa principal de modo que le daba la espalda a la Institutriz y el Valet se hizo a un costado cerca de la puerta.

— Su Señoría el Archimandrita Mountfacon y su asistente el Teólogo Don Ignatius Roncalli

Volvió a sonar la voz del Señor Lugash. 

Nadie noto que la Institutriz bajo el rostro. Apenas se sentaron, la Baronesa se presentó amablemente ante los dos hombres, poniendo especial atención en Roncalli que sería más o menos un hombre de similar edad a ella.

— De la Policía Real, el inspector Carbonell y la Detective Ada Escualor

Anuncio esta vez la voz del Señor Lugash. 

Dichos esos nombres la Institutriz dio un respingo y frunció el ceño, haciendo todo lo posible para que nadie notara sus gestos.

La pareja también se sentó en la mesa y comenzaron a entablar animada conversación con los otros comensales

— Todos de Pie. Su Majestad la Condesa Ninhursag Bathory 

Retumbo de nuevo la voz del Señor Lugash y abandonó el salón discretamente. 



En ese momento entro al Salón la Condesa rodeada de cuatro mujeres pelirrojas armadas con espadas, contrastaba la vestimenta de la Condesa con la de los demás presentes. Todos los invitados estaban vestidos con galas de fiesta, muy elegantes, en cambio, la Condesa se presento vestida muy informal en pantalón azul de mezclilla y una camiseta blanca, sin ninguna joya o adorno, además iba descalza. 

Cuando tomo asiento la Condesa se dirigió a los presentes, de este modo:

— Estimados y distinguidos Invitados, usualmente les hubiera dado audiencias individuales a cada uno de ustedes, pero dado que mi agenda el día de hoy está bastante ocupada, preferí atenderlos a todos en una sola velada en donde podrán  compartir la cena conmigo.

Una vez que todos dieron sus cumplidos de reciprocidad agradeciendo el tiempo de atención, la Condesa se dirigió a Carbonell 

— ¿Señor Inspector, en qué podemos servirlos?

— Condesa Bathory, noso...

— Un momento Inspector, yo no soy una Bathory, tan solo me casé con uno de ellos, Mi apellido de Familia es el de Navarreta, prefiero esa usanza.

— Mis disculpas Condesa de Navarreta, el motivo de nuestra visita es a causa de la investigación que adelantamos para la Corona acerca del asesinato de los tres jueces del Reality

La Condesa examinó fríamente a la pareja de policías que tenía en frente, tomando algo de tiempo en responderles

— Disculpen la interrupción — se disculpó Roncalli — pero soy curioso y quisiera saber ¿quién es la dama sentada al frente mío en aquel sofá?

— Es la Institutriz de la Casa, La señorita Riga Cukurs — respondió la Condesa e hizo señal a Kanisurra para que llamara a la mesa a la dama en cuestión

— ¿Riga Cukurs? — pregunto con asombro el Archimandrita dirigiéndose a la Institutriz — si mi memoria no me falla, la buena de Riga es mucho más grande que el gorila del zoológico y quizás mucho más vieja que la sumatoria de las edades de todos los que estamos aquí reunidos.

Antes de que la Institutriz respondiera algo, la Condesa se apresuró a decir

— Efectivamente, ella es la protegida de la venerable Madame Cukurs

— Pero ¿no es esta Mary la sirvienta que esta mañana comenzó a trabajar de scullery? — interrumpió la Baronesa Quin con voz de mujer celosa 

— Efectivamente, así ha sido, Querida Agatha, pero hemos notado que la dama es de mérito y la hemos promovido de acuerdo a sus capacidades — respondió rápidamente la Condesa

— Pues es una historia fascínate de superación y ascenso social — replico Roncalli, sin disimular que estaba deslumbrado por la belleza y presencia multicolor de la Institutriz

— Pues aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Con el vestido que le han puesto esta mujer parece más un payaso que una Institutriz — remarco con villanía la Baronesa

— El traje es mío —dijo la Condesa — yo misma lo seleccioné para la ocasión

— Los Cukurs es la última línea conocida del linaje del Bullho de Myrnos, ¿de qué manera podría comprobarnos tu institutriz su identidad?, me da mucha curiosidad — insinuó con sorna el archimandrita

— Lo mejor es que se le practique un examen completo de ADN, para salir de dudas — argumento la Baronesa Quin

— Sí, pero esas pruebas pueden tomar meses — aclaro Roncalli

— No es del todo cierto — intervino la detective Ada Escualor — precisamente porto en mi maletín una unidad de tratamiento de muestras genéticas, bastaría con que le tomara una muestra de sangre a la dama aquí presente y en menos de cinco minutos tendríamos resultados exactos e indiscutibles

— Por favor Riga, procede con las instrucciones que te indique la Detective Escualor — ordeno la Condesa a la Institutriz

La detective sacó jeringas y tubos de ensayo y en menos de lo que canta un gallo, le descubrió un brazo a la Institutriz y le saco al menos 3 centímetros cúbicos de sangre. A lo que la improvisada enfermera retiro la aguja, la Institutriz hizo una especie de gesto brusco y convulsivo con el brazo de modo que el tubito en donde se recolectó la sangre salió volando y fue a dar justo debajo del sofá. La Institutriz se disculpó por su torpeza y ella misma se agachó para buscar el dichoso receptáculo, cosa que hizo fácilmente y le paso de nuevo el tubo a Ada Escualor, nadie noto que la mujer había cambiado las muestras según la instrucción que había recibido de Kanisurra.

— Estimados déjenme introducir esta muestra en mi analizador y así conoceremos el resultado — anuncio Ada mientras operaba el sofisticado aparato. 

La máquina vibro e hizo ruidos por unos momentos y al rato comenzó a imprimir una tira de papel perforado, que todos miraron con curiosidad, Ada lo tomo y dijo:

— ALERTA, CIRCULAR ROJA DE INTERPOL. (STOP) MUESTRA CONCUERDA 98% CON ARCHIVOS DE LUPIN ADLER. Alias la Araña, La Princesa de los Ladrones. (STOP). Sujeto extremadamente peligroso. Máxima cautela es requerida.

En ese mismo momento entro con cara angustiada el Señor Lugash y anuncio con voz grave y solemne:

— La Esmeralda Bathory ha desaparecido, ha sido removida de la corona de su majestad la Condesa de Navarreta.

— ¡Víbora en mi pecho! — grito con rabia y asombro la Condesa mirando directamente a la Institutriz que estaba como aturdida por los acontecimientos

— Inspector Carbonell proceda a detener a la ladrona — ordenó la Baronesa Quin

— Un momento — expresó el Archimandrita con voz severa — Los asuntos de la casa Myrnos son Jurisdicción de la Fortaleza, en ese caso la delincuente deberá venir con nosotros

— No es del todo correcto — indicó Carbonell  — siendo un anuncio de Interpol la custodia de la sospechosa es asunto de la Corona, por tanto, la Inspectora Ada procederá a la captura de Alias La Araña

— No, mil veces No.  Se requiere de orden judicial para que la Policía del Reino haga la captura, y ustedes no poseen una, de modo que yo misma procederé a encargarme de la ladrona y la enviaré a las mazmorras de la mansión — indico completamente encolerizada la Condesa.

— ¡A por ella Kanisurra! — masculló la Baronesa como haciendo eco de la Condesa

La esgrimista se movió rápido, blandiendo su espada en dirección hacia el corazón de la Institutriz, pero el Valet de la Baronesa Quin que había estado como un zombie a todo el barullo, no supo hacia donde moverse y termino estorbando las acciones de Kanisurra, que no se había fijado que el caballero se le atravesaba, no pudo corregir a tiempo y termino tropezando contra la humanidad del Valet, cayendo como un árbol recién cortado, se estrelló contra una de las patas del sofá y quedo completamente inconsciente.

La Institutriz que viendo la oportunidad se preparaba a escapar, esta vez fue interceptada por la detective Ada Escualor que se movió más rápido que el rayo, rauda y veloz le puso esposas dejándole ambas manos en la espalda y de paso anunció:

— La orden de captura también fue impresa junto con el resultado del examen, luego ya es oficial la custodia de la escurridiza ladrona. El Inspector Carbonell me ayudará a trasladarla a la estación de Policía.

Y dichas esas palabras la pareja de Policías, se despidieron de los presentes, abandonaron la casa y subieron los tres a la patrulla en la cual habían venido a la Mansión Bathory, y desaparecieron en el complicado tráfico de la ciudad.

— ¿Qué es lo que ocurre aquí?, tienen 30 segundos para soltar la lengua — dijo en tono amenazante la Institutriz que quedo en el asiento trasero de la patrulla.

Al mismo tiempo los policías se quitaron unas pelucas y cierto maquillaje

— ¡Boris y Doris! — exclamó la Institutriz — nunca pensé sentir tanta alegría en verlos, cinco minutos más en esa casa y estaría muerta o quizás peor, torturada en las mazmorras, sé lo que ocurre allí. Ahora bien, comprendo que Doris ocupó mi lugar, pero ¿en dónde está Carbonell?

— Ada, ¿estás segura de que no te envenenaron en esa casa?, ¿no te diste cuenta?, Carbonell también estaba encubierto, pues no es otro que el torpe Valet de la Baronesita antipática. —replicó Doris

— No es veneno, lo que ocurre es que el hábito si hace al monje, necesito vestirme de Ada Escualor, necesito pintar mi cabello de rojo y usar mis gafas oscuras para ver claramente estos asuntos.

Al escuchar eso Doris le paso las gafas a Ada y cuando esta se las puso dejo escapar una lágrima por el ojo derecho.






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Riga Cukurs



— Mary, La Institutriz desea verte de inmediato, por favor ven conmigo te guiaré hasta donde ella — dijo el Señor Lugash.

La mansión de los Bathory ha sido construida de tal forma que hay un centenar de pasillos y escaleras secundarias que únicamente utilizan la servidumbre de la casa. Se construyo de esa manera de modo que los Señores y sus invitados no se encuentren con los criados mientras estos ejecutan sus diversas tareas.

Luego de seguir al mayordomo por un interminable laberinto de corredores, llegaron ante una puerta custodiada por una pelirroja vestida en uniforme de Esgrima.

— Por favor informe a la Institutriz que Mary ha acudido a su cita 

La mujer miró con desdén al Señor Lugash, entro por la puerta y al poco tiempo volvió a salir

— La Madame dice que únicamente ella puede pasar

— Has como ella indica Mary, yo esperare aquí 

Ada atravesó la puerta para encontrarse ante un salón en penumbra, sin embargo, pudo identificar la figura de una anciana considerablemente fornida, sentada cómodamente tras un escritorio. Ada calculó con cierta curiosidad que aun en esa posición la misteriosa mujer era más alta que ella. 

Por un instante se le cruzó a la detective la imagen mental de que se requerirían al menos dos hombres fuertes y bien entrenados como Boris y Carbonell, para intentar detener a semejante gorila tan monstruoso, la refriega sería tan agresiva que se veía a ella misma teniendo que dispararle usando la mano izquierda, dos balas en el cráneo, ya que su mano derecha estaría absolutamente destrozada a causa de la resistencia que ofrecería la temible anciana. De inmediato se dio cuenta que era un rival al cual no podrían capturar vivo y que incluso intentarlo acabaría en lesiones y muertes innecesarias.

— Buenas Tardes, Soy Madame Riga Cukurs, La Institutriz de la Mansión Bathory. Cuarta Espada del Reino de Aragca. Descendiente en linea directa de la familia del Bullho de Myrnos.

En ese momento, Ada cayó en cuenta que no tenía noticia de niños habitando la Mansión. Sabía que usualmente el oficio de Institutriz no hace parte de la Jerarquía de la Servidumbre. Una Institutriz no era en sentido estricto parte de los criados de la casa, por lo general se trataba de alguna persona de la nobleza que por  razones de la vida habían perdido la fortuna y requerían trabajar para poder subsistir. Era un grupo de personas en una condición muy peculiar: por status social no pertenecía a las clases de donde provenían los criados, pero por razones económicas tampoco pertenecían a la clase de los Amos y Señores de la casa. 

Exactamente, ¿qué enseñará? y en especial ¿a quién dará instrucción esa mujer tan aterradora?, se cuestionaba Ada mientras escuchaba atentamente lo que la anciana le decía.
 
Durante los últimos 15 años he sido la Maestra de Esgrima de la Condesa. Soy autora de dos libros sobre el arte del Sable y la Espada y comando el grupo de escoltas que rodea a Madame Bathory cuando aparece en público — anuncio fríamente Madame Cukurs.

— Encantada de conocerla, Madame Institutriz — respondió Ada sin estar segura de como dirigirse con propiedad a la anciana.

— Skully no es una ocupación muy digna que digamos — declaro Cukurs, sin prestar atención a la respuesta

En ese mismo instante Ada palideció, titubeo un poco, ¿había sido descubierta? La Madame de inmediato notó el gesto y continuó:

— ¿Ocurre algo, Skully?

Ada recordó su entrenamiento, sabía que aun cuando fuera descubierta debería mantener el personaje, fingir que no se ha enterado de nada, quizás de algún modo eso serviría para despistar al enemigo a fin de escapar con vida

— Es el nombre que usted utiliza, no estoy familiarizada con ello, Madame

La anciana lanzó una ligera sonrisa, entendiendo la situación — En mis tiempos a la encargada de lavar los platos se le decía simplemente Skully, pero parece que ahora las llaman de algún otro modo.

Al escuchar esto último Ada sintió que el alma le volvía al cuerpo

— Como Jefe de Escoltas que soy, entenderá usted que por motivos de seguridad es importante que yo conozca bien el personal que ha entrado a esta casa. Los Condes pueden ser el blanco de diferentes personas que buscan causarles prejuicio o que persiguen oscuros fines en contra de ellos.

— Entiendo perfectamente... Madame

— ¿Cuál es su nombre?

— Mary... Mary Skully

— Me refiero a su verdadero nombre

— Marcela Grisóstomo

—  ¿Se vestía usted como cabrera o lo era? Hay mucha distancia entre estar disfrazado de algo y en realmente serlo

— Fui una cabrera de verdad como todos en mi familia, pero luego fui estudiante

— Ya estoy al tanto de ello. ¿Fue usted estudiante de qué?

— Me dediqué a un campo del conocimiento poco usual

— ¿De qué se trata?

— Es acerca de la Triple A

— Asesinos asesinados por asesinos. Solo hay tres clases de personas que estudiarían con seriedad ello: Otros Asesinos, Espías e Historiadores.

— Pertenezco al grupo de los historiadores

— No le interrogue acerca del grupo de pertenencia, ¿a qué se debe que usted quiera resaltarlo?

— Es una cuestión que usualmente surge cuando menciono mi interés de estudio, a veces es bueno aclarar ciertos temas

— ¿Qué ejemplo me puede indicar de AAA?

— Me interesa mucho el caso del cadáver de un criminal de guerra nazi encontrado dentro de un baúl en Montevideo.

— También conozco el suceso, ese es un asunto bastante oscuro y olvidado, pero me doy cuenta de que entonces sí tiene usted un verdadero interés en la Historia. Por tanto, se me ocurre profundizar en ese tópico.  ¿Qué sabe usted acerca de Historia Alterna?

— Algo así como suponer que hubiera pasado si uno quitara de escena a tal o cual persona importante en los acontecimientos.

— Veo que nos entendemos, Señorita Grisóstomo, supongamos que los Santillana no hubieran venido a América ¿cómo imagina usted lo que nos habría acontecido?

— Si Santillana no hubiera venido a América para fundar Aragca, la consecuencia más probable es que los Portugueses se hubieran apoderado de al menos la mitad de Sur América en un único bloque de poder y el lado español quedaría fragmentado en infinidad de mini-naciones ricas en recursos naturales, pero con tendencia a ser países mal gobernados, débiles en Estado y llenos de vicios. El subdesarrollo, la pobreza y la inestabilidad política serían el factor común a lo largo y ancho del continente.

— Señorita Grisóstomo, tiene usted una viva imaginación, lo que dice no tiene mayor sentido y le voy a explicar el porque: Si usted hubiese podido concluir sus estudios de Historia se habría enterado de que Aragca era un plan de la Corona Española para detener la amenaza portuguesa; sin embargo, en aquellos días se barajaba la posibilidad de un plan alterno que consistía en enviar un contingente de guerreros armados con espadas y dagas forjadas en Toledo, ese ejército invencible se conocían como Los Cuervos Blancos e iban a arrasar de norte a sur y de este a oeste cualquier invasor que no fuera fiel a los reyes de Aragon y Castilla, unificando todas las tierras del continente bajo bandera Española. Finalmente, la corona prefirió encomendar a Santillana la fundación de un territorio al mando de una aristocracia próspera.

— Nunca escuche de la existencia de ese grupo de Elite ¿Qué fue de ellos?

— La Orden siguió existiendo en el secreto  

En ese momento Madame Cukurs presiono un botón de su escritorio que encendió una luz a sus espaldas, revelando un gigantesco escudo con un cuervo blanco como tema central.

— Dígame Grisóstomo con toda confianza y franqueza ¿por qué una mujer como usted iba a querer ser la más baja de las sirvientas  lavando los platos de una casa de nobles?, alguien de su educación podría estar haciendo un trabajo más productivo, además por lo que veo sus manos son bastante bellas, se nota que nunca han sido sometidas al duro trabajo del servicio doméstico.

Ada dedujo que sería inútil dar una explicación elaborada que tratara de explicar su situación, así que opto por una vía directa

— Tiene usted razón en sus apreciaciones Madame, he venido a trabajar entre la nobleza en espera de mejorar mis posibilidades sociales y económicas

— ¿ Y cómo piensa hacer eso lavando loza 16 horas al día?

— Creo en las casualidades, probablemente conozca o dé con las personas adecuadas que me permitan escalar en la vida

— Lo que insinua me parece franco, aunque no lo celebro, porque me está indicando que usted no sería fiel a los intereses de la Familia Bathory, sino que está persiguiendo fines egoístas y poco desinteresados. Además confiar eso a alguien como yo podría echar a tierra sus infantiles planes.

— Lo siento Madame, pero la verdad es que necesito dinero, mi situación es desesperada, es por ello que estoy dispuesta a hacer cualquier cosa.

— ¿En ese caso que pensaría usted si yo de repente desenfundara mi Ropera y se la colocara cerca de la yugular?

— Eso no ocurriría, ya que todo indica que usted pertenece a una Orden secreta de Esgrimistas, los códigos de este tipo de organizaciones en general prohíben atacar a alguien desarmado

— Pero tal vez podría ser que yo perteneciera a una oscura facción fundada por los Magos Negros, los cuales no siguen los códigos antiguos de honor — aseguro con gesto frío Madame Cukurs

— En ese caso mi corazón ya estaría atravesado de lado a lado, sin previo aviso, pues la gente del Mago Negro nunca charla con sus víctimas.

— La felicito, Grisóstomo, todo eso que indica es acertado y preciso, lo cual es extremadamente inusual en una aspirante a sirvienta, pero no es infrecuente en una cazadora de fortunas.

En ese momento Madame Cuckurs, presionó otro botón del escritorio que iluminó un rincón del lado opuesto del salón en donde se reveló que habían cuatro mujeres de pelo rojo, vestidas en traje de esgrima, todas armadas con espadas Roperas.

— Le presento al grupo completo de escoltas, ellas son de izquierda a derecha Ashgi, Birtum, Duttur y Kanisurra, ninguna de ellas sigue códigos de honor y darían su vida con alegría con el fin de defender a la Condesa — dijo de modo amenazante la Madame y a continuación anuncio en tono de orden: 

Kanisurra, ven aquí y saluda a nuestra visitante la Señorita Grisóstomo

La mujer se movía de modo rápido y fluido, antes de que Ada pudiera ponerse en guardia, Kanisurra ya estaba trepada en su espalda y comenzaba a aplicarle una llave en el cuello usando el dobles del brazo para estrangularla. La presión aplicada era tan fuerte que Ada comenzó a perder conciencia, cayeron al suelo y se escuchó de nuevo la voz de la Madame 

 — ¿A qué ha venido usted a esta casa?

Con voz débil y entrecortada la detective apenas atinó a decir

— Tan solo quisiera tener un bebe

Al escuchar eso la Madame hizo un gesto a Kanisurra para que soltara la llave aplicada, lo cual la peliroja hizo de inmediato no sin descargarle un puñetazo a la cara a Ada que yacía indefensa en el suelo.

— Ese último golpe estuvo de sobra Kanisurra, ayuda a que la Señorita Grisóstomo se incorpore de nuevo y vuelve a tu lugar. Al final del día recuerda limpiar por completo todo el salón, lo quiero ver impecable.

Luego se dirigió de nuevo a Ada, diciendo — Me agradas, tal vez seas una aventurera muy embustera, pero veo potencial en ti.

Y desenfundando su espada ropera, sumergió la punta en un recipiente con tinta, puso un papel en el piso y comenzó a escribir rápidamente con el arma. Cuando terminó, con la misma espada de manera precisa lanzó el papel hacia Ada

— Es tu nuevo contrato, desde mañana comenzarás a trabajar para mí, serás mi asistente personal. Ve y recoge tus cosas y tomate el resto del día libre. De ahora en adelante trabajarás y vivirás aquí en este salón. Tu nombre ya no es Mary y tampoco es necesario que uses algún otro, aquí se respetara el que te dieron tus padres, Marcela.

— Esto es inesperado — respondió Ada, llevándose una mano hacia la quijada, con la cual se limpió un hilillo de sangre que comenzaba a correrle

— Lo que te estoy ofreciendo es aún más difícil que ser una Skully, debes saber que me estoy jugando el cuello por ti, espero no me defraudes, puedes retirarte. El señor Lugash te está esperando  para llevarte a tus antiguos aposentos. Muéstrale el contrato y dile que comienzas aquí conmigo a partir de mañana.

Momentos después de que Ada saliera del salón, una puerta situada en la pared en donde se encontraba el escudo de Los Cuervos Blancos, se abrió y una figura misteriosa se acercó por la espalda de Madame Cukurs, le tomo la mano y le dijo al oído:
 
— Estimada Riga, ¿cómo evalúas a la nueva?

— O es una buscona muy inocente o es muy torpe

— Una cosa es segura, ademas de ser bellisima, es una mujer fuerte, capaz de asimilar bastante castigo, con la llave que le aplicaron cualquier persona normal  queda inconsciente por varios minutos y si le sumamos el feroz golpe que recibió en la quijada al menos debería tener roto el maxilar, pero parece que esta muchacha o es un roble o está tan bien entrenada en artes marciales que conoce como defenderse en esas situaciones sin que parezca ser conocedora de combate cuerpo a cuerpo, y si es alguien que está aquí encubriendo una agenda secreta, supo mantener la charada aun bajo circunstancias adversas.

— En ese caso mantendré ojos y oídos permanentemente fijados en esa advenediza

— Como nota final acerca de ella, coincido en que meramente vestirse como alguien no te convierte en ello. Por ejemplo, vestirse como una Condesa, no te convierte en una dama noble y con poder. 

— ¿Y vestirse de payaso, te convierte en uno?

— Hoy estoy completamente desnuda, así que no estaría yo siendo algo diferente a mi misma querida mía. Quiero que empecemos mi lección inmediatamente

— ¿Roperas y Dagas?

— Por supuesto

La institutriz apago todas las luces del salón. Ella y la misteriosa mujer con la que estaba hablando comenzaron a entablar un feroz duelo de esgrima como era su rutina diaria desde hace varios años. Juntas en la oscuridad intentarían por todos los medios de herir despiadadamente de muerte a su oponente, usualmente se tomaban mínimo cuatro horas hasta que debido a su edad, Madame Cukurs solicitaba tomarse un descanso.



===

Hora de almuerzo



No pudo llegar la detective Ada Escualor en mejor momento a la Mansión de los Barthory, debido a que coincidió con la hora en la que los sirvientes acostumbraban a tener su tiempo de almuerzo.

Para la misión Ada tomo ciertas precauciones como teñirse el cabello de negro, obviamente no llevaría sus características gafas oscuras y usaba lentes de contacto para mostrar ojos de color café.

El señor Gudea de Lagash que era el Mayordomo fue el primero en arribar a la mesa y tomó asiento a la cabecera de la mesa, luego de ello se sentaron en orden de rango los otros sirvientes. El Ama de Llaves, Madame Nammu y el jardinero Don Enlil se situaron a la izquierda y la derecha respectivamente. Luego siguieron la Cocinera de nombre Inanna y el Chofer al que llamaron Utu. Luego unos cuantos hombres y mujeres tomaron tambíen asiento, Ada no pudo precisar ni el rango ni el nombre de ellos, pero comprendió que era personal subordinado. En total serían unas 15 o 20 personas sentadas a la mesa.

Si el lector de esta aventura no ha sido sirviente en un castillo medioeval, entonces es importante precisarle que en estos ambientes, hay una Jerarquía bien estricta de personas en donde es muy difícil escalar a un grado superior, pero sí es bien fácil caer al fondo de la escalera. Resulta que los sirvientes no siempre sirven a los patrones o grandes Señores directamente, sino que hay personas que pasan toda su vida cumpliendo las órdenes y caprichos de otros sirvientes y jamás alcanzan a ver a los verdaderos Amos.

Ada, pues se encontraba quizás en lo más bajo de la escala, siendo su oficio el de lavar las vajillas, tanto la de los Patrones de la casa, como la loza del personal doméstico y la de las mascotas, así como las ollas en donde se prepara la comida.

Usualmente, el oficio de lavaplatos reporta a la cocinera de la casa y esta a su vez al Ama de llaves

El Mayordomo, el Señor Lagash, la llamo y le indico sentarse en el medio de la cocinera Inanna  y la asistente de cocina una chica llamada Eridu. Ada tomó asiento y presenció que los sirvientes charlaban animadamente de los sucesos que habían ocurrido en el día, algunos incluso se lanzaban bromas entre ellos.

Fue la cocinera Inanna la que en un momento dado le pregunto a Ada, que había estado callada todo ese tiempo:

— ¿Y en dónde trabajabas antes, querida?

Súbitamente todos se quedaron callados esperando a escuchar la respuesta de la recién llegada

— Era estudiante, pero por problemas económicos no pude continuar y necesito un empleo para poder pagar la vivienda

— ¡oh!, que interesante — dijo el Ama de Llaves, Madame Nammu — ¿Y de qué eran tus estudios?

Antes de que Ada pudiera articular palabra alguna el Mayordomo, el Señor Lagash, dijo al aire:

— Mary, ¿podrías pasarme la canasta de panes?

Ada comenzó a decir  — Si estoy interesada en el tema de ... — cuando fue interrumpida por Madame Nammu que le dijo seriamente:

— Mary, El Señor Lagash, te ha dado una orden directa, no lo hagas esperar, niña.

 Ada, se quedó de una sola pieza en seco, un tanto avergonzada y para salir del paso respondió: 

 — Lo siento, es que no estoy familiarizada con el nombre Mary, es la primera vez que alguien me llama de ese modo.

— Eso quiere decir que nunca has lavados platos entrando en servicio de alguien — apuntó en tono jovial  Eridu, la asistente de cocina — porque toda chica que lava platos en cualquier casa de este país es llamada Mary.

— Mary, una vez que terminemos el almuerzo, quiero que pases a mi oficina — indicó con gesto grave el Mayordomo

— Por supuesto, Señor Lagash  —respondió de inmediato, Ada 

El ama de llaves, Madame Nammu y la cocinera Inanna dieron una sonrisa cómplice a Ada mostrando aprobación. Y muy disimuladamente pudo ver Ada que el Chofer, Utu, también le enviaba una sonrisa, pero quizás por algún otro motivo, que a ella le incomodaba.

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Melodia de los cielos



A las órdenes de nuestro capitán Dom Tiago Pessoa Gonçalves, que comandaba el Séptimo regimiento de infantería del Brasil conformado por al menos 1500 bandeirantes bien armados y curtidos en incontables carnicerías, íbamos dispuestos a conquistar, masacrar y exterminar cuanto enemigo nos pusiese Dios o el Diablo en el camino.

Cuando ya casi estábamos cerca de las tierras que en Aragca se conocen como los dominios del Duque Velier (*) todo el regimiento paro en seco su marcha invencible.

Al principio solo escuchamos como un susurro distante, luego cerca del horizonte vimos que algo se movía, como si fuera una humareda, fue cuando Dom Tiago grito alarmado: ¡Corvos Albinos! No pudimos escuchar que mas decia porque la bandada ya estaba encima de nosotros y sus graznidos ahogaron voces, gritos y ordenes.

Solo escuchábamos los horrendos sonidos que emitían los picos de tan ominosas aves, aullidos de otro mundo que se convirtieron en la más bella de las músicas mientras veíamos como nos devoraban con especial entusiasmo.

Entre los restos destrozados de hombres y armas, resonaban los ecos de una melodía macabra, como si los propios cuervos estuvieran dirigiendo una danza sobre el campo de batalla. Los sobrevivientes, mutilados y horrorizados, se aferraban a la esperanza mientras la música de la muerte los envolvía.

Solo siete hombres pudimos escapar, y ninguno de nosotros quedo con cuerpo completo, quizás así lo quisieron esos siniestros demonios blancos, para que pudiéramos contar la historia y jamás portugués alguno volviera a pisar tierras de Aragca.

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(*) En las crónicas de Aragca no se conoce ningún 'Duque' Velier, quizás se refiere el relato al Conde Valier que gobernó alrededor de 1630 el sur del país.

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Xilotismo

—¿Es esta la tumba del abuelo? —preguntó bastante conmovida Helena. —Sin lugar a dudas, esta es. La única con lápida de madera, tallada como...