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En una autopista secundaria, muy solitaria, un vehículo va algunos kilómetros por hora por encima del límite máximo de velocidad. Es de noche, y el paraje circundante es absolutamente tenebroso.
A poca distancia, otro vehículo lo sigue. Tiene la clásica luz de emergencia que indicaría que es policial.
El conductor del vehículo, al percatarse de su falta, comenzó a bajar el ritmo para, por fin, detenerse a un lado de la vía. Vio cómo la patrulla se estacionó detrás de él. Los policías se tomaron su tiempo en descender; se movían despacio, cada uno por un lado. Era una pareja, bastante joven. El hombre tomó el lado izquierdo; la pelirroja, con gafas oscuras, fue por el derecho. Ambos vestían de civil.
El policía golpeó el vidrio de la ventana diciendo, de forma autoritaria, una sola palabra:
—Papeles.
El Infractor comenzó a sudar; se sentía nervioso, pero lo calmaba saber que tenía su documentación en regla. Con prontitud, buscó en la billetera la licencia de conducción, la carta de propiedad del auto y la constancia de estar asegurado.
Apenas tuvo listo todo, se dispuso a entregar al oficial que lo requería, cuando en ese mismo momento una bala expansiva le perforó la cabeza.
—¡Maldita sea! Lo has vuelto a hacer sin avisarme. Mira cómo me has salpicado la ropa; debo tener hasta pedazos de hueso —dijo en un tono muy casual el caballero—. Ni siquiera alcancé a recibirle los papeles.
—¡Ups! —contestó ella y luego soltó una risotada, la cual fue seguida por su compañero con una fuerte carcajada.
—Tendremos que proceder a limpiar la evidencia —dijo él, como si se tratara de una rutina cómica varias veces ensayada—. La próxima vez voy a tener que ponerme un delantal de plástico para evitar arruinar mi ropa, que es tan cara.
—Si te hace sentir mejor, amor mío, la próxima vez yo pido los papeles.
Ella guardó cuidadosamente el arma que había utilizado y retornaron a la patrulla. Apagaron todas las luces. Desde allí el hombre utilizó un teléfono celular (no usó el radio oficial), marcó un número, esperó unos segundos a que una máquina contestara y dijo:
—Papa,..., Hotel, Eco, Charlie, Hotel, Oscar —y colgó la llamada.
Algunos minutos después, a lo lejos, vieron la silueta de un helicóptero que se aproximaba, y, sin encender las luces, desaparecieron en la oscuridad.
Jueves de Relatos
Este jueves 15 de Agosto/2024, Neogeminis nos convoca con un tema libre para 'Cada jueves un relato'. Ver los detalles y otras participaciones.
Ver otros de mis relatos en la serie: Asesinos.
Pues vaya... Y yo que me quejo de las multas que nos ponen por aqui.
ReplyDeletePara la próxima hay que llevar una bolsa de plástico para ponérsela en la cabeza antes de disparar.
Abrazooo
Un relato al más puro estilo Bonny Anclay, me encantó la verdad. Desde luego ese helicóptero no llevaría buenas intenciones. Abrazo juevero
ReplyDeleteSiempre me he preguntado si esta pelirroja de los asesinatos es la misma Ada. Y tal vez sea así, y aquí estaría con una versión joven de ella y Carbonell. Como no das indicación de cuando ocurrió podría ser que se trate de otra pareja. Si son Ada y Carbonell, me parece que ellos son gente muy de temer.
ReplyDeleteTengo la sospecha que Ada tiene una clon o gemela letal.
ReplyDeleteBien contado. Saludos.
Uy lo dejaste muy interesante. Me gusta como unes todos los capítulos. Te mando un beso
ReplyDeletepapeles.... baya cuanto costo esa multa
ReplyDelete¡Oño! Que relato más intrigante :D :D Me quedo con ganas de saber si fue una víctima al azar, si estaba preparado, o si en verdad sus papeles no estaban en regla, ja, ja, ja,
ReplyDeleteAlmaLeonor_LP
Algo me dice que no eran policías al uso... La pregunta es: ¿quién era el infractor y por qué lo mataron?
ReplyDeleteBesos jueveros
No soy adicta a este tipo de relatos,aún así has conseguido de mí un interés máximo.
ReplyDeleteUna secuencia de cine negro en toda su extensión. Muy bien llevada la historia. No es fácil negarse a detenerse ante un coche policial que pide que pares, pero claro, si pudieras adivinar las consecuencias...
ReplyDeleteUfff ya se veía rara la cosa cuando lo abordaron los 2 en traje de civil jeje Que caro le salió ir a alta velocidad! Besos por ahí!!!
ReplyDeleteEstos sádicos no pueden ser nuestros héroes...o sí? Habrá que animarse a descubrirlo. Muchas gracias por sumarte a la convocatoria, José.
ReplyDeletePuede que sea una matrícula aeronáutica : Papa Hotel Eco Charlie Hotel Oscar o usan el estilo aeronáutico para transmitir un mensaje, como sea, tremendos asesinos.
ReplyDeleteMe quedo con la intriga de conocer el motivo, si es que lo hay.
Saludos.
PATRICIA F.
Que genial!! Una pareja de sicarios que realiza los trabajos y no deja pistas...Que habrá cometido ese hombre ccomo para que lo mandaran matar?...mejor no me digas..me puede dar malas ideas.....besosss
ReplyDeleteHecho.
ReplyDeleteQuién lo encargó?
Continuará?
Espero que sí.
Cuanto más desprevenidos, mejor.
ReplyDeleteSaludos,
J.
Me dejas con ganas de saber más, no se si lo vas a continuar.
ReplyDeleteUn abrazo.
¡Sobrecogedor y muy bien compuesto!¡¡¡En especial me complació los descarnado que es!!! ¡¡¡¡ He podido ver perfectamente las salpicaduras de la bala trituradora -posiblemente una Dum Dum-!!!!
ReplyDeleteY muy cinematográfico. ¡Que Delicia leer algo que te golpea perfectamente y con cortesía El Hígado!
¡¡¡¡¡¡¡ BRAVÍSIMO !!!!!!!🕵️♂️