Para la mas bella

Año 1666:

En alguna Pirámide de La Logia de Hechiceras del Sur  se han reunido la Gran Abadesa y su sucesora.

— ¿Maestra, que contiene esa cajita de oro?, no es muy grande, cabria fácilmente en mi mano. 

— Materia Onírica, no la toques. Solo pueden portarla hombres, si una mujer la abre se escaparía ese fluido y le darían pesadillas a ella durante toda la vida. Encarga de ese trabajo a Adonis Irresistible, el sabrá que hacer.

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En el Maraverso, en nuestro presente, en un salón muy lujoso se lleva a cabo la Gala de Celebración del cumpleaños de Atalanta. Han acudido varias personalidades, heroínas y villanas, así como las actrices que las interpretan.

Atalanta comienza a destapar los regalos y de repente dice:

— Y aquí hay una cajita de oro que no tiene nombre y tan solo dice "Para la más bella". Supongo es una cortesía elegante para conmigo, modestia aparte.

— ¡Hey!, aquí hay muchas chicas hermosas, esa cajita podría ser mas bien para mí, por ejemplo — dijo en tono de broma  Anita Zinc.

Y dicho eso comenzaron a oírse varias voces de las allí reunidas reclamando la propiedad de la cajita, y de las voces y los gritos todo escalo en una gresca en donde algunas se jalaban el cabello y otras ejecutaban sendas piruetas de artes marciales.

Sin embargo, nadie noto que una modelo que alguna vez audicionó sin éxito para el rol de Octavia se dirigía directo hacia Mara Laira portando un picahielo, tratando de perforarle el corazón.  La locutora alcanzó a esquivar el puntazo, pero con tan mala suerte que lo desvío y se le clavó en la garganta. En ese momento un grito de Duality puso fin a la contienda. La aspirante a Octavia parecía como hipnotizada. Héctor Lestrade trato de quitar el punzón del cuello a Mara Laira, pero varias personas le sugirieron que era mejor llamar una ambulancia y dejar que los médicos la atendieran. Y así lo hicieron, los paramédicos llegaron en menos de 5 minutos.

El conductor de la ambulancia tenía una escarapela que lo identificaba como el Doctor Adonis Irresistible, el cual observo rápidamente a Mara Laira, y anuncio: 

"Es una herida limpia, parece no comprometió nada vital. No se preocupen, nosotros nos encargaremos de esa garganta, en un par de semanas su amiga estará como nueva".

Acto seguido las 4 ayudantes de Adonis pusieron en una camilla a Mara Laira, la subieron en la ambulancia y desaparecieron con ella en el pesado tráfico de la ciudad.

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Relato para participar en el Reto Juevero,  La caja Misteriosa, de Noviembre 7/2024. Anfitrión "El Demiurgo de Hurlingham":

Escribir un relato o poema, en que haya una caja, en un sentido amplio de la palabra. Puede ser una pequeña caja,  una caja de zapatos, un cofre de joyas, el cofre de un tesoro, una caja de seguridad.

Seguir este enlace para ver los detalles de la convocatoria y otras participaciones

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Ilustración de "The Hostile Hospital"

Colectiva Sororitas

Parada en la ventana trasera de una lujosa mansión, la hija de Carbonell, como de costumbre, contemplaba a lo lejos a su padre cerca de la orilla del lago. Era una mañana tan hermosa y cálida como el panorama que tenía ante sus ojos. No tenía más de tres años. La escena idílica se interrumpió cuando la niña notó un helicóptero aproximándose desde el horizonte y descendiendo cerca de su padre. Observó cómo un hombre formalmente vestido, con gafas oscuras, se dirigía hacia él. Detrás de él, descendió una mujer de aspecto serio, vestida de manera similar, quien se encaminó hacia la casa. Era la detective a la que llamaban "Barracuda Blanca", la favorita de la niña. Verla la alegró, pues suponía una tarde plena de acción. La Barracuda solía enseñarle técnicas de defensa personal y manejo de armas, además de contarle historias sobre las aventuras de su padre y sus colegas. Estaba tan feliz que no notó que su padre había abordado el helicóptero, que rápidamente ascendió y desapareció entre las nubes.

El viaje a Puerto Industrial le tomó a Carbonell al menos tres horas. Al llegar, descendieron en un aeropuerto militar, donde los esperaba un vehículo blindado similar a una limusina presidencial, rodeado de escoltas en motocicleta y vehículos fuertemente armados, como los que usan los bancos para trasladar grandes sumas de dinero. Como de costumbre, Carbonell abordó la limusina y se dirigieron hacia el edificio de la Alcaldía en el centro de la ciudad.

El sitio estaba acordonado. Carbonell vio que en una callejuela frente a la alcaldía se encontraban varios efectivos del escuadrón forense local. Con esfuerzo, se abrió paso entre la multitud de curiosos tras las barreras de la policía. Se identificó ante los guardias, quienes lo dejaron pasar.

Casi al final de la callejuela yacía un cuerpo cubierto con sábanas reglamentarias. Carbonell se acercó y se inclinó para destapar con cuidado el rostro y así identificar a la víctima.

—Yo no haría eso —advirtió una voz femenina, en tono firme. La mujer usaba gafas oscuras y una pañoleta, claramente intentando ocultar su identidad—. Sé de lo que hablo; no hay nada peor que identificar a un occiso conocido.

—¿Doris?

—Vine tan pronto como me enteré. Le dispararon por la espalda —dijo Doris, acercándose a Carbonell y ayudándolo a incorporarse—. Tienes que ser fuerte, Guerrero; todos hemos perdido seres queridos en esta profesión. Primero fue Boris, y ahora Ada.

—Juro que encontraré a los culpables y los haré pagar —exclamó Carbonell mientras se ponía de pie, sin haber alcanzado a verificar la identidad de la víctima.

—Deja que el equipo de forenses se encargue de recoger la evidencia. Sabía que estarías aquí. No estoy asignada a este caso; sin embargo, no tienes que investigar mucho. Sé exactamente quién lo hizo.

—¿Qué dices?

—Comisionado Carbonell, si me lo permites, prefiero hablar de esto en privado, en un lugar donde no haya testigos y nadie pueda rastrear lo que te digo. Conozco un parque cercano. Escucha lo que tengo que decirte, porque regreso a la capital hoy mismo. Técnicamente, nadie sabe que estoy aquí.

Carbonell dió algunas instrucciones a los efectivos policiales y se dirigieron al parque que ella había mencionado. Se sentaron en un banco discreto, alejado de la vista de los transeúntes.

—Muy bien, te escucho, inspectora.

—Ada no fue asesinada.

—¿A qué te refieres? Acabamos de dejar su cuerpo en ese maldito callejón.

—Ada fue ejecutada —replicó Doris, sin hacer caso de las objeciones de Carbonell.

—Ejecutada o asesinada, no hay diferencia. Ella ya no está, y lo único que podemos hacer es encontrar a los responsables de este crimen. Es lo mínimo que podemos hacer. Ada habría hecho lo mismo por nosotros si las cosas fueran al revés.

—Precisamente por eso quiero que escuches bien lo que voy a decir.

—Habla, entonces. De todos modos, no era un secreto que tú y Ada no se llevaban bien; eran más rivales que compañeras.

—Eso no es del todo cierto. Ada y yo éramos como hermanas, pero debimos asumir ese papel de enemistad para protegernos a nosotras y a todo el equipo.

Carbonell guardó silencio, reflexionando sobre esas palabras. Hizo un gesto para que continuara. Doris cerró los ojos un instante y respiró hondo.

—¿Qué sabes de la Colectiva Sororitas? —le preguntó, mirándolo directamente a los ojos.

—Es un grupo de trabajadoras sociales —replicó Carbonell con tono displicente.

—Trabajadoras sociales de cárceles, específicamente para los condenados a muerte —añadió Doris.

—Sí, ayudan a los condenados a aceptar su destino, ofreciendo asistencia psicológica para que sufran lo menos posible desde que conocen la sentencia final hasta su cumplimiento.

—Es cierto, pero hay algo más. Las ejecuciones en Aragca no son públicas. Las personas encargadas de llevar a cabo la sentencia, es decir, lo que en otros países se conoce como verdugos, aquí son un equipo de Ejecutoras. El día y hora señalados, la Ejecutora que lleva una capucha tradicional del oficio, revela su identidad al condenado, quien entonces reconoce a la trabajadora social que lo asistió. Es un toque macabro, pero así ha sido la tradición por siglos.

—Vaya, no lo sabía. Siempre pensé que los verdugos eran personas con un oficio algo repugnante. ¿Cómo sabes todo eso, y por qué me lo cuentas justo ahora?

—La Colectiva Sororitas es más que un grupo de verdugos. Es una red de espías internacionales, altamente entrenadas, infiltradas en todos los niveles sociales.

—¿Y fue esta red de espías la que "asesinó" a Ada? —dijo Carbonell, enfatizando las últimas palabras.

—Ejecutada —corrigió Doris—. Es un caso que no debemos investigar y que no podemos resolver.

—Estás delirando. Si esa red de asesinas está involucrada, la enfrentaremos. Recuerda que hemos resuelto misterios de alto calibre: acabamos con el Dinamitero Loco, resolvimos el Caso de los Jurados del Reality, desmantelamos la Maventi-Gumi amos de la mafia internacional, acabamos las andanzas de Múltiple Serial y detuvimos a Dedos de Platino cuando quería conquistar el mundo. Esa red no me asusta.

—Lo sé muy bien. Sé que no hay forma de detenerte hasta que halles a los culpables. Por eso estoy aquí.

Al terminar de hablar, Doris, súbitamente, accionó su pistola con silenciador y disparó a la cara de Carbonell, quien cayó fulminado instantáneamente. 

En ese mismo instante Barracuda Blanca que estaba jugando con la niña, recibió una llamada, no se molestó en contestar, simplemente saco un cuchillo y degolló hábilmente a la pequeñuela, limpió la hoja con los mismos vestidos de la criatura y salió de la casa sin siquiera preocuparse por cerrar la puerta. Afuera, enfrente de ella, se encontraba un helicóptero que la transportaría lejos de allí.


FIN

Umbral al pasado

Ada se encontraba siguiendo una pista en un callejón oscuro. En el extremo abierto de aquel lugar se erguía un edificio de unos cinco o seis pisos, la sede de la alcaldía municipal. Ada pudo ver que en el último piso había una ventana abierta. Hacia el otro extremo, solo había una muralla de ladrillo, cubierta de grafitis inconclusos e indescifrables, un tanto obscenos para su gusto.

Con algo de desconfianza, se adentró en aquel callejón de pesadilla, frío y maloliente, en dirección a la muralla. Por alguna razón, sintió un escalofrío, era la sensación de ser la presa de un cazador.

Por instinto y por la habilidad que da el oficio de detective, se giró rápidamente, desenfundando su pistola y apuntando hacia la misteriosa ventana.

Pero no había nadie; de hecho, la ventana ya estaba cerrada.

Ada se sintió algo confundida, como si no debiera estar allí, casi como si acabara de nacer. Sin embargo, la sensación de ser observada la perseguía e incomodaba. Intrigada, decidió abandonar el callejón y dirigirse hacia el edificio.

Al cruzar la puerta, se encontró con alguien de su pasado, alguien a quien ya había olvidado por completo.

—Carbonell. Qué sorpresa, ¿qué haces en mi ciudad?

—¡Ada! Qué alegría verte de nuevo. Estoy en un asunto oficial, nada importante.

Se dieron un abrazo ligero, de cortesía; ella notó que Carbonell protegía su brazo izquierdo, en un gesto casi imperceptible, pero no para el ojo entrenado de Ada.

—Voy algo retrasado; debo tomar el tren de regreso a la Capital. Me gustaría quedarme a hablar contigo, pero ya sabes cómo son estas diligencias, con sus horarios tan apretados —se excusó.

—Oh, te entiendo perfectamente. De hecho, yo también tengo un asuntillo que revisar aquí mismo, en la alcaldía. Te deseo buen viaje de regreso; quizá otro día podamos hablar más tranquilos, en otro sitio y en otras condiciones.

Los dos se despidieron mecánicamente. Ada tomó el siguiente ascensor y se dirigió al cuarto de la dichosa ventana. Con paciencia, forzó la puerta y entró en un salón amplio y vacío.

Se acercó despacio a la ventana y contempló la vista hacia el exterior. Era el sitio perfecto para un francotirador que quisiera disparar a alguien que se adentrara en el callejón.

Entonces percibió un olor: la loción de Carbonell. Y había otro aroma, más sutil, casi enterrado en su memoria. En una de las paredes notó unos rasguños, pequeños pero recientes.

Supuso que Carbonell había estado allí y que se había producido una confrontación, pero ¿con quién o quiénes?

Ada pensó furiosamente durante unos segundos y lanzó un grito alarmado, mezcla de dolor, pánico e impotencia. 

Recordó un aroma del pasado: era, sin lugar a dudas, el olor de la muerte, la traición, el rastro inconfundible de Colectiva Sororitas.

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Anterior: Ubervicaria

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Relato escrito para participar en la convocatoria de Alianzara y VadeReto del Acervo de Letras. Noviembre 2024: El Espacio, en tono de horror/Suspenso. Ver condiciones y otras colaboraciones siguiendo los enlaces.

Enlace a Acervo de Letras

Damas de la cancion

Una línea abandonada en este blog es relacionada con las "Damas de la Canción" en la que buscaba compartir música de mujeres cantantes que a mi criterio eran de importancia histórica y/o hacían un buen espectáculo.

Sin embargo, ahora encontré una mejor manera de compartir y fue creando una lista con al menos 350 canciones en inglés principalmente (tengo pensado hacer una lista similar con solo mujeres cantando en español), lo interesante es que efectivamente muchas canciones ya las había escuchado en el pasado o al menos recordaba de alguna manera el nombre de la intérprete.

El enlace es el siguiente.


https://youtube.com/playlist?list=PL5gh2DhtxdY-Su37buNZnKxkkq9wHnO6v&si=R28hvJ8-ynGoJXCg


Un par de ejemplos con "One way or another"

Y en otra version



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Anterior:

Likke Li and Robyn

Maria Franz

The 5,6,7,8

Rafaella Carra

Helenita Vargas

Björk

Sarita Montiel

Edit Piaf

Gigliola Cinquetti


Lista completa:

Ubervicaria

I. 

Unidad 731, Marte. 

La Ubervicaria de Colectiva Sororitas, Madame Ventalia de Escarmujo, se encontraba en una lujosa sala de espera. Estaba a punto de asistir a su audiencia con el Gran Concejo Editorial de Aragca. Sentía una mezcla de desdén y ansiedad, ya que debía presentarse ante "Los Once" para defender su caso.

Los Once eran diez delegados de diversas regiones del Imperio, con voz y voto. No obstante, los diez se subordinaban a la decisión final del Supremo Editor en caso de que alguna cuestión resultara especialmente complicada.

Cuando ingresó al Salón de Audiencias, le pareció un recinto bastante amplio. Los delegados estaban dispuestos en atrios elevados, cinco a la izquierda y cinco a la derecha.

La asistente de audiencias que la guiaba indicó a la Ubervicaria que se colocara en un pequeño cuadrado en el centro de la sala, equidistante de los atrios de los delegados. Frente a ella, observó un palco vacío ubicado varios metros por encima de toda la escena.

—Tiene usted la palabra, Ubervicaria —dijo uno de los delegados con un tono frío y carente de inflexión.

La Ubervicaria tuvo que aclararse la voz antes de hablar, ya que las circunstancias la hacían sentir como si estuviera compareciendo ante un tribunal acusador, lista para ser declarada culpable de un crimen atroz.

—Honorables miembros del Gran Concejo Editorial, comparezco ante ustedes porque vivimos tiempos muy inciertos que amenazan la estabilidad del Imperio. Si no se toman medidas urgentes y extremas, corremos el riesgo de desaparecer para siempre.

—El Imperio está en su mejor momento. Lo que dices es completamente ilógico —la interrumpió, visiblemente molesto, uno de los delegados.

—Es precisamente por eso que he solicitado esta audiencia. Si queremos preservar estos buenos tiempos, es necesario actuar de inmediato. Aunque hay prosperidad en todo el Imperio, también es cierto que el egoísmo ha comenzado a florecer en ciertos sectores. Una vez más, la sombra del crimen se cierne sobre nosotros.

—Ubervicaria, ahórrese los discursos. Indique claramente qué es lo que solicita de esta Asamblea.

—He venido a exigir justicia para una destacada miembro de Colectiva Sororitas.

— Colectiva Sororitas es una reliquia simbólica del pasado. Hoy en día no es más que una institución decorativa y obsoleta.

—Siempre que se descuida una institución como Colectiva Sororitas, el crimen se infiltra sutilmente en el Imperio.

—Ubervicaria, le recordamos ser explícita en su petición. Esta audiencia no puede prolongarse indefinidamente. ¿Qué desea? ¡Explíquese!

—Exijo justicia para Ada Escualor, una Hermana que fue asesinada en un callejón oscuro en circunstancias nunca aclaradas.

—Los eventos que menciona ocurrieron hace dos siglos, en un pasado remoto. Cualquier solicitud al respecto está fuera de nuestro alcance.

—Lo que pido es la resurrección de la Hermana Escualor. Nuestro mundo necesita una figura fuerte como ella para mantener el crimen bajo control.

—Lo que solicitas es absurdo e imposible. Desde que este Concejo existe, jamás se ha hecho una petición semejante.

—Me permito recordar al Gran Concejo que ha habido casos de resurrección en el pasado reciente, como el de Valeriano Sideral y Justicia Celeste, ambos paladines de renombre que aún sirven al Imperio. Todos saben que, si un personaje muere, siempre es posible resucitarlo, tal como ocurre en Aragca y otros lugares con villanos y héroes legendarios.

—La resurrección de esas personas fue una decisión directa de la corona. En el caso de Colectiva Sororitas, esta asamblea no encuentra motivos suficientes ni autoridad competente para resucitar a Escualor. Damos por concluida su audiencia, Ubervicaria Escarmujo.

—Un momento, no tan rápido, señores del Gran Concejo. Sabiendo que mi solicitud sería rechazada, recurro a esta asamblea como miembro de la casa Imperial. Todos saben que mi abuelo fue Virrey al servicio del Conde Valier.

—Esta asamblea no distingue entre un ciudadano común y uno con títulos nobiliarios. La dinastía Valier ya no existe, fue reemplazada por los Monteagudo, quienes a su vez fueron sustituidos por los Peñalumbría. Además, el título de Virrey no es hereditario ni de nobleza. Sin embargo, somos flexibles y justos, y en honor a su antepasado, esta asamblea convoca a sesión a "El Once", nuestra Suprema Editora.

En ese momento, sonó una fanfarria y, en el palco desocupado, apareció un grupo de porteadores ricamente ataviados, que transportaban en una litera romana una especie de sarcófago sofisticado. Detrás de ellos, caminaba una muchacha rubia vestida de manera sencilla.

—¡Todos de pie. Su señoría, la Suprema Editora del Imperio de Aragca! —anunció solemnemente uno de los delegados.

—Como es costumbre desde hace varias décadas, la Suprema Editora reposa en su sarcófago. Sin embargo, tenemos una intérprete que se encarga de la comunicación entre ella y esta honorable corte.

En ese momento, la joven rubia se adelantó y comenzó a torcer los ojos y hacer gestos como una médium invocando espíritus. Habló con una voz que sonaba como la de una hechicera anciana, lo cual incomodó tanto a los delegados como a la Ubervicaria.

—Conocí personalmente a Ada —empezó a decir la voz a través de la joven—. No puedo decir que fuéramos amigas íntimas, pero siempre la admiré. Me conmovió saber de su deceso, un evento que nunca se resolvió. Sin embargo, eso no justifica que podamos resucitarla. Tengo aquí el contrato que ella misma firmó, en el cual expresa su deseo de no ser resucitada bajo ninguna circunstancia. Debemos respetar su voluntad. ¡Es la Ley!.

Volvió a sonar la fanfarria y todo el cortejo se retiró tan rápidamente como había aparecido.

—¡La Editora Suprema ha hablado! —anunció uno de los delegados.

—¡La Editora Suprema ha hablado! —respondieron al unísono los demás, como si se tratara de una letanía.

—Ubervicaria, nieta del Virrey Valier. Su solicitud ha sido denegada.

Dicho esto, los delegados comenzaron a retirarse, dejando a Madame Ventalia de Escarmujo completamente sola. Ella también se dispuso a abandonar el salón, roja de furia.

II.

De vuelta en la Tierra, en el Castillo de la Colectiva Sororitas, en una de las cámaras secretas, la Ubervicaria habla en voz baja con una mujer misteriosa.

—¿Crees que El Concejo se tragó toda esa parodia de la resurrección?

—No lo sé, Hermana, pero de todos modos es irrelevante. Hemos confirmado nuestras sospechas.

—¿Detectaste su punto débil?

—Pudimos acercarnos lo suficiente a la Chica Rubia. Yo llevaba un disruptor de alta frecuencia, que operado a corta distancia, como en el Salón de Audiencias, me permitió notar una breve interrupción, apenas perceptible a simple vista.

—¿Entonces la rubia es un holograma, como habíamos predicho?

—Exactamente, no hay espacio para más dudas.

—Debemos separarla del sarcófago si queremos tener éxito.

—Por favor, procede con la siguiente fase del plan. Pero recuerda que, en el pasado, ideas similares costaron la vida a varias Hermanas, algunas de ellas extremadamente hábiles en su oficio.

—Tendré el mayor cuidado, Hermana Ubervicaria.

Xilotismo

—¿Es esta la tumba del abuelo? —preguntó bastante conmovida Helena.

—Sin lugar a dudas, esta es. La única con lápida de madera, tallada como un caballo. El abuelo fue un xilotista, "el amante de la madera" como él mismo se denominaba —respondió Rubén con cierta tristeza.

—Mamá nunca mencionó eso. La tumba se ve abandonada, completamente descuidada.

—Sus hijos, es decir, mamá y los tíos, parece que no lo querían mucho. Nosotros estábamos muy pequeños y no nos dábamos cuenta de ello.

—¿Qué ocurrió? ¿Qué hizo de malo el abuelo?

—El abuelo fue un jugador de ajedrez.

—¿Algo así como un campeón nacional? ¿Quizás un maestro?

—No, nada como eso. Era un simple jugador de club; sin duda tenía talento, pero también poco control de sus aficiones.

—Todo esto me es desconocido. ¿Qué tiene que ver eso con el aspecto de la tumba?

—Sus hijos lo odiaban porque, una vez que salía del trabajo, se iba al club y volvía tarde; solía apostar dinero. Muchas veces ganaba, y al volver a casa mostraba los fajos de billetes. Quizás por eso la abuela lo toleraba un poco.

—No recuerdo que mamá mencionara haber vivido en un ambiente de riquezas.

—Precisamente. El abuelo no siempre ganaba; también perdía, y mucho. En una de esas noches de juego y vicio apostó la casa... y la perdió. Debido a ello, la familia cayó en desgracia, en pobreza. Al poco tiempo, la abuela se separó de él. El hombre se sumió en la desesperación; ya de viejo y retirado, permanecía en el club, jugando y fumando, hasta que murió encima del tablero en donde llevaba una partida sin importancia.

—Ummm —musitó suavemente Helena—. Tienes razón, he escuchado que el ajedrez ha arruinado vidas y hasta familias enteras.

—Quizás —murmuró Rubén—, a veces nuestros verdaderos amores no son personas, sino obsesiones que nos consumen... y nos dejan solos.

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Este relato fue escrito para participar en el Reto de los Jueves, cuyo tema es el Ajedrez, en una convocatoria realizada por el blog "Hacia el último escalón de la magia" de Mari.

Herencia Familiar

Don Severo, el contable de la empresa,

para este fin de semana ha decidido

ir al campo a visitar la finca de su hermano Cándido;

y que también es su finca

que heredaron varios hermanos

de los padres.


Pero Cándido les ha comprado

su parte a todos los demás

excepto por la de Don Severo.


Ya han pasado quince años sin verse

ni dirigirse la palabra,

no porque estuvieran bravos,

sino porque no tenían

nada para decirse.


Cuando por fin llegó,

su hermano le dijo que de los tres

terneros que habían nacido,

uno se había muerto, precisamente

el que había parido la vaca de Don Severo.


La casa de Cándido

era nueva y muy hermosa,

con todos los servicios:

agua, luz, teléfono, alcantarillado,

internet y salida a la carretera.


Rodeada de jardines bellos

y era el centro de las tierras más fértiles

de la región.


Laguna y quebrada le añadían un

toque paradisiaco a su propiedad.


Mucho caudal había amasado

con la crianza de pollos, vacas y alevines,

y el cultivo de cafetales

y muchos árboles frutales.


Cándido le mostró la parte que le había

tocado de finca a Don Severo:

era la parcela enmontada.


No tenía casa, salvo por

una vieja cabañuela que sus

padres habían usado para

establo décadas atrás.


Mas ahora estaba derruida,

con las paredes podridas y sin tejado.

Era la parcela que no tenía acceso

ni a la carretera,

ni a la quebrada ni a la laguna,

siendo los linderos más secos y estériles

de toda la nación.


No tenía árboles frutales,

salvo unos de hojas rojas muy feas,

de la famosa variedad

'Ailanthus altissima' o 'Árbol del cielo'

de madera maloliente,

y que eran el lugar propicio

para llenarse de endriagos y vestiglos.


Y la red de los servicios públicos

no alcanzaba

hasta aquel paraje tan hostil.


La única ventaja era que por allí

pasaba el sitio del derecho de servidumbre,

aunque el camino medio trocha

 solo lo transitaba Doña Raquel,

la anciana que cada noche tomaba por letrina

la parcelita de Don Severo.


Al ver la pena y la desventura

en el rostro de Don Severo,

Cándido le propuso que vendiera

el pedazo de monte.


Que, de pronto, 

la Elpidia o él Virgilio 

estarían interesados en comprarle,

solo era cuestión de preguntarles.


Pero estos mandaron a decir

que ni regaladas recibían las tierras,

y con razón, pues esas eran puro encarte

en donde nada se podía cultivar

y en donde no era sano

para el bolsillo construir.


Además, se sabía que nadie

había pagado el impuesto predial

y que el Alcalde quería

expropiar ese pedazo

por no estar desarrollado.


Don Severo hizo lo mejor

que sabía hacer:

tomó el primer tren

que lo regresó a la ciudad.


Suficiente ya había tenido

de tanta exposición

a lo natural.


Este texto ha sido escrito para participar en la convocatoria de El Tintero de Oro de octubre de 2024, cuyo tema es El Campo, en homenaje a Miguel Delibes

La esfera

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Este relato participa en la convocatoria del blog Alianzara de Cristina Rubio, el reto de este mes consiste en escribir un relato inspirado en un título de un libro o película. "La Esfera" es una novela de ciencia ficción escrita por Michael Crichton en 1987 y de la cual también se hizo una producción holliwoodense en 1998, contando en el reparto a Dustin Hoffman y Sharon Stone.

Ver los detalles de la convocatoria y otras participaciones siguiendo este enlace




Bitácora de Navegación, fecha espacial U-731. Por orden del alto almirantazgo nos encontramos en misión exploratoria en las fronteras del sector Épsilon. Una región inexplorada de la galaxia situada entre los límites del llamado 'Colectivo Dominante' del cuadrante Delta y los Borgias del cuadrante Gamma, ninguna de esas supercivilizaciones se atreven a navegar cerca de ese sector, lo evitan a toda costa. — Informe, Líder de Asalto Rico. — Kapitän, hemos detectado una extraña distorsión energética enfrente de nosotros. — Magnifique la pantalla. — Kapitän, Parece una especie de esfera de energía, nuestros sensores no pueden hacer una evaluación completa del objeto — indicó en tono frío, el androide de abordo, el Señor Bytes — la computadora no registra señales de vida orgánica. — Kapitän — detecto una conciencia dentro de esa esfera — informó la Canciller Troya mientras hacia profundos gestos de dolor. — Jefe de Seguridad Macha Hernandez, abra todas las frecuencias — ordenó con voz de mando el Kapitän. — Frecuencias abiertas, Señor. — Soy el Kapitän Picardo de la nave SMS Bismarck, de la Alianza Planetaria. ¡Identifíquese! — Señor, no hay ninguna respuesta proveniente de la esfera — asevero en un tono sin inflexiones emocionales el Señor Bytes.

— Señor, recomiendo disparar los torpedos fotón— gritó Macha angustiada, pero Picardo ignoro por completo el sabio consejo.

— Líder de Asalto, Rico, prepare la cámara transportadora, iremos en misión de reconocimiento, La Doctora Amores, El jefe de Mecánicos Forjas, El Comandante Bytes, Macha y yo mismo. Queda usted al mando de la Bismarck. En el cámara de transportes el Comandante Lobros, el único tripulante no humano de abordo, vio como se desvanecía el grupo de exploradores rumbo hacia la misteriosa anomalía espacial. En menos de un segundo los cinco tripulantes se encontraron en el interior de la Esfera, rápidamente cada uno de ellos saco por precaución su arma láser y otros aparatos para hacer análisis. — Kapitän, no detectamos ningún tipo de cuarto o cámara, esta nave no tiene puente de mando, ni recámaras para tripulación, no hay nada identificable, excepto por un extraña cápsula que recuerda un sarcófago lo suficientemente grande como para acomodar una persona. En ese momento todos oyeron un sonido suave muy parecido a las notas altas de una música producido por un instrumento de cuerdas. — Kapitän, hemos perdido todo contacto con la Bismarck, probablemente se deba a una distorsión energética que la esfera provoca — indico Forjas en tono muy preocupado. — Señor Forjas y Macha, la respuesta debe estar en esa cápsula, quiero un análisis exhaustivo del objeto. — Señor veo una serie de ranuras a lo largo de la cápsula y una anotación en un lenguaje desconocido:
Μίμας
— Procedan a abrir la cápsula — ordeno secamente el Kapitän. — Yo no me atrevería a hacer eso — dijo una voz femenina desconocida. El equipo de exploradores miro hacia el lugar de donde provenía la voz, en frente de ellos estaba una hermosa joven de cabellos rubios de quizás 15 o 16 años de edad, vestía un atuendo apretado de látex blanco muy similar a un uniforme militar de enfermería y se encontraba parada detrás de algo que parecía una especie de piano antiguo. — Soy el Kapitän ... — Picardo de la nave SMS Bismarck, de la Alianza Planetaria. — termino de completar la frase en cierto tono irónico y sarcástico la joven rubia. Al ver que el Kapitän vacilaba, continuó: — En lo que a mí respecta no recuerdo haber invitado a nadie a entrar a mi “Transporte”, por favor retírense, vuelvan a su nave o mejor aún vuelvan a su planeta. — Somos exploradores del espacio profundo, venimos en misión de paz — respondió Picardo en tono defensivo. — Quienes son y que propósitos tienen ustedes son absolutamente irrelevantes para mí — contesto con cara de aburrimiento la joven dama, mientras comenzó a tocar una suave melodía en el piano. — Merecemos una explicación, ¿por qué nos ha cortado la comunicación con nuestra nave?, obviamente retenernos aquí es un acto hostil — replicó Picardo con gesto de enojo. — Vuelvo y repito, a nadie en sus cinco sentidos en esta galaxia o en cualquier otra se le ocurriría abordar ilegalmente una burbuja hiperespacial. — Señor Bytes — dijo el Kapitän como pidiendo corroboración de lo dicho. — Es cierto Señor, teóricamente es posible elaborar una burbuja con tejido del hiperespacio para navegar dentro del espacio normal, mediante ello es posible desplazarse casi que instantáneamente a cualquier punto del universo conocido. — Esa es una tecnología impensable, ni siquiera la Alianza Planetaria podría construir ese tipo de transportación. — Es fácil para una civilización tipo IV — susurro la rubia. — No existe ningún tipo de civilización como esa en la Vía Láctea —concluyo lacónicamente el Kapitän. — Quizás aquí no, pero en la vecina Andrómeda existió una como esa — replico la rubia con el tono que usaría una maestra con un alumno poco colaborativo. — Dejémonos de juegos, díganos ¿quién es usted?, ¿a qué civilización pertenece?, ¿cuáles son sus propósitos?, ¿por qué nos retiene en su nave? — farfullo el Kapitän completamente fuera de sí. — Vayámonos calmando Kapitäncito, no sé porque cree usted que tengo que responderle preguntas, a saber usted solo es un tripulante de una nave metálica, usted no es Príncipe, ni Rey para dirigirse a mí en ese tonito tan irrespetuoso. — Muy bien, obviamente estamos atrapados en su esfera contra nuestra voluntad, pero al menos podría tener la cortesía de darnos alguna información. — Que no se diga que soy irracional y descortés aún con visitantes inesperados, le contesto a sus impertinentes cuestionamientos: Uno, no pertenezco a ninguna civilización, que yo sepa soy yo sola. Dos, pueden dirigirse a mí como señorita "Holograma de navegación". Tres, mi propósito es simplemente facilitar el traslado de mi pasajera, la anciana que está en hibernación en la cápsula que ustedes abusivamente querían abrir; y cuatro: esta no es mi nave, es tan solo un servicio de transporte alquilado a la Unión Comercial del Espacio Intergaláctico. — Señor Forja — volvió a indicar Picardo con suspicacia como desconfiando de lo que acababa de oír. — Es completamente cierto señor, mi visor indica que es un holograma muy similar a los de nuestra holocubierta. — Kapitän, ¿podría usted dejar de preguntarle a su tripulación que confirme cada cosa que yo indico?, es muy grosero de su parte, no tengo porque engañarlo o darle falsas pistas de lo que aquí ocurre. — Señorita Holograma comprenderá usted que en el espacio ocurren demasiadas situaciones absurdas y por ello el protocolo obliga a extremada cautela. — Entiendo, entonces me encuentro en la obligación de decirle que ya he llegado al fin de mi itinerario, en unos pocos instantes la esfera habrá cumplido su misión de transportar a la dama a destino, ¡justo a tiempo! — dijo eso mientras daba otros suaves acordes al teclado. — Kapitän — dijo en tono susurrante el Señor Bytes, — parece ser que el Holograma controla la esfera mediante el piano, como si fuera una especie de consola de mando. — Comprendo, intenten entre todos tomar el control del dichoso piano —replico en tono susurrante el Kapitän. — Espere un segundo Kapitän —dijo el Holograma que se había dado cuenta de las intensiones de los intrusos — le tengo una buena noticia, ya estamos en la Tierra. Los he traído a casa. — Imposible — exclamó Picardo — el sector épsilon está a más de cien mil años luz de distancia, tomaría al menos 12.000 años a la Bismarck a Warp 9 para hacer ese viaje, sin usar los agujeros de gusano que hay en varios puntos de la galaxia. — Señor es cierto, de acuerdo a mis cálculos una esfera hiperespacial podría hacer ese recorrido en algunos minutos, pero tendría que utilizar una energía similar a la de una supernova — informó Bytes. — Que es lo que efectivamente ocurrió: Cuando ustedes ingresaron a mi Transporte, por casualidad estaba yo a punto de iniciar mi viaje, supongo que la energía del arranque habrá volatilizado a la Bismarck como consecuencia colateral. Sorry queridos. — ¿Qué? — dijo el Kapitän — disparen al mismo tiempo a la consola de mandos de ese maligno Holograma. — ¡Ah Kapitän!, qué aburrido es usted, nunca toma las decisiones correctas, pero ahora le daré las malas noticias, recuerde que le dije que estamos en la Tierra, pero lo más interesante no es el lugar, sino el “Cuando”. — ¿Cuándo? — repitió el Kapitän con aire de duda. — Hemos retrocedido cerca de 800 años en el pasado, para ser exactos hoy debe ser 4 de Julio de 1776, y lo malo de todo ello es que para entidades biológicas a bordo de esferas hiperespaciales, si quieren sobrevivir a un viajecito como el que hemos hecho, requieren estar dentro de una cápsula similar a la de la pasajera a la que ustedes intentaron molestar. Y ante todo, el piano no es una consola de mando, es un tan solo un clavicémbalo común y corriente. El Kapitän iba a decir algo más, pero sin poder evitarlo su cuerpo y el de toda su tripulación se comenzó a esfumar. Mientras, la rubia que daba algunos toques a su teclado, vió como la esfera se abría y dejaba ver el bello paisaje del desierto de Aragca.



Cierre

¿Qué te inspiró a elegir ese título?

Crichton es un buen escritor, siempre recordaré una frase del libro en el cual describe a una tripulante del barco como "una de esas mujeres que pareciera no tener parpados como si tuviera ojos de serpiente " y luego ya en libro no se refiere a ella por el nombre sino por el apodo de "ojos de serpiente", como convirtiendo al lector en una especie de cómplice.


¿Cómo te ayudó a la hora de escribir?

La Rubia con el clavicémbalo, es un personaje que utilizo bastante en mis relatos cuando deseo hacer ciencia ficción, su nombre es Zaida, pero aquí me refiero a ella sin usar el nombre.

Operacion Limpieza

Jueves de Relatos

"Era una noche oscura y tormentosa" ... cuando las aspirantes a detectives Ada y Doris entraron a una cabaña ruinosa en algún paraje del Bosque de las Angustias. 

El suelo crujía bajo sus pesadas botas mojadas. Apenas se instalaron en un cuarto que con mucha imaginación podría tomarse como una sala y/o cocina, Doris se asomó a la única ventana del recinto.

— ¡Jo! Están cayendo cartas, como en una nevada surrealista.

— Debe ser un accidente de un avión de Correos Nacionales — respondió Ada — con un clima como este, se parten por la mitad. Ya ha pasado antes.

De repente, una carta atravesó violentamente los cristales de la ventana. Dentro del sobre había un tosco mapa que señalaba el sótano y una llave oxidada. Sin dudarlo, levantaron una alfombra polvorienta, encontraron una trampilla y, haciendo de tripas corazón, la abrieron y descendieron.

El sótano estaba oscuro y húmedo. Allí, un grupo de figuras con uniformes raídos y cuerpos putrefactos las observaba. El que parecía el jefe avanzó con pasos torpes.

— Las cartas son para ustedes. Deben unirse a la Asociación de Carteros — dijo con una voz ronca.

— ¿Accidente? — susurró Doris, sintiendo un escalofrío.

— Nos caímos hace muchos años… —respondió El Jefe, mientras su cuerpo goteaba sangre y otros líquidos indefinibles.

— Oh, claro, "unirse" — murmuró Ada, sacando su pistola — Y también querrán cerebros, ¿no?

En perfecta sincronía, ambas comenzaron a disparar. Los zombies sucumbieron al instante a la tremenda balacera, las partes de sus cuerpos caían pesadamente al suelo, mientras las heroicas damas los cocinaban con una lluvia de plomo, sin mostrar piedad alguna.

— ¿Quién diría que los carteros serían tan endebles? —bufó Doris, aún apuntando a la papilla de restos descompuestos.

— Lástima, tengo una carta de reembolso pendiente con el banco —replicó Ada.

— En situaciones como esta el reglamento ordena que hay que encender una hoguera. Tenemos que incinerar esta cabaña y el resto de las cartas — indicó Doris mecánicamente.

— De acuerdo. Avisaré al comando central para que envíen un equipo de especialistas. Tal vez todo el bosque esté contaminado con ese patógeno que anima los cadáveres.

— Entiendo, en estos casos el gobierno dirá que hizo pruebas nucleares en el área.

— Sí Doris, supongo que es lo más adecuado en estos casos.

— Eso solo significa que esto JAMAS ocurrió.

— ¿Qué comes que adivinas?

Artesanos de la Palabra

En el reto de esta semana, Rosana y Patricia proponen escribir un relato en donde le llueven cartas a una cabaña solitaria, puede verse los detalles de la convocatoria y otras participaciones siguiendo este enlace

Doble era Triple.... hasta que uno de sus cuerpos murió.

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— ¡Victoria total!

¿Qué ocurre? ¿Qué hiciste esta vez? 

— He logrado reunir todas mis personalidades, todos mis avatares, todas mis identidades, todas mis versiones en una sola persona.

Excepto por mí.

— Excepto por ti, querida hermana que aún te manifiestas muy indecisa.

Si nos hemos reunido todas juntas desde todos los posibles rincones del Multiverso, es claro que también yo podría decir que he reunido a todas en mí y que tú eres la rebelde que no se ajusta a la integración.

— Probablemente, solo eres un efecto secundario de mi heroica empresa: tuve que esforzarme mucho para encontrar todas y cada una de mis “manifestaciones” cósmicas. Quizás estoy algo débil y tú eres algún efecto bipolar o algo así, algo de descanso me vendría bien.

Sigues tomándote abusivamente el crédito de algo que hicimos juntas, cada una de nosotras ha reunido la misma cantidad de partes nuestras dispersas...

— Una de nosotras debe dejar de existir. Mientras estemos en estado dual no tendremos la suficiente fuerza para lograr nuestro siguiente paso.

Puedo forjar un anillo y poner tu poder en él, de ese modo cuando estés en mi mano seremos más poderosas que si nos uniéramos en UNA sola.

— Es un buen plan, pero eso ya ha fallado. Si por alguna razón yo pierdo el anillo, quedaré muy débil, tenemos que asegurarnos de que jamás enemigo alguno sea capaz de separarnos. El enlace debe ser fuerte.

Únete tú a mí y yo me uniré a ti.

— Eso ya lo hicimos alguna vez, el resultado es que las dos dejaremos de existir, para convertirnos en ELLA.

Me temo que ELLA será tan poderosa que nuestra integración no pasará desapercibida. Hasta ahora ELLOS no han notado lo que estamos haciendo.

— Soy plenamente consciente de nuestros errores del pasado. Tengo un plan para que nadie note nuestro poder, así ELLA podrá pasar inadvertida e indetectable.

¿Estás segura?

— Esta vez no fallaremos.

¿Estás segura?

— ¿Te incomodaría tener el cabello gris?

Mucho. Mi marca de identidad es ser rubia, llevo millones de años luciendo ese tipo de cabellera.

— El ritual requiere de un sacrificio.

No tengo problema en cambiar mi cabellera, ¿qué ofrecerías tú?

— Mi aspecto de juventud.

Muy bien. ELLA será una anciana con canas.

— Eso no es problema, aunque físicamente ELLA será una anciana en un cuerpo decrépito, su conocimiento podrá enmascarar el aspecto. Mediante un hechizo podrá aparentar belleza, juventud y una cabellera de oro.

Entiendo, siendo en realidad anciana no pareceremos una amenaza, por eso ELLOS, no podrán detectarnos ni conocer nuestra intención.

— Y mediante un sortilegio podemos lucir atractivas.

No puedo esperar más, ELLA debe brillar, mientras nosotras nos eclipsamos y disolvemos en poder puro.

— ¿Estás segura?

Lo estoy, hasta que dejemos de existir.

— Entonces, que comience el eclipse.

Pero, dime… ¿debería preocuparme por esos ojos que acaban de ver lo que pensamos?

— ¿Cuáles ojos?


Testimonio de un gato


Después de casi una década, Bustamante se animó de nuevo a explorar los blogs. Se registró en la "Sociedad de los Martes", un grupo heterogéneo de entusiastas de las redes virtuales. Los nombres de los miembros eran bastante coloridos: "Comadreja Ciega", "Lobotomía", "Cisne sin Alas" y otros más. Sin embargo, Bustamante quedó fascinado por "Garras de Felina", quien, según parecía, vivía en la misma ciudad.

Bustamante logró ganarse la confianza de la chica. Al poco tiempo, decidieron citarse en persona. La relación no estuvo mal al principio; salían a discotecas, bailaban, y algo más, siempre en moteles que no parecieran baratos.

Un día, "Garras de Felina" le dijo:  

— Amor, tenemos que hablar.

— Muy bien, dime nena, ¿de qué se trata?

— ¿Cómo crees que va nuestra relación?

— Yo creo que vamos por buen camino.

— Mira, no sé si esto te parezca raro, pero ya no quiero que sigamos yendo a moteles. Me parece feo. ¿Qué te parece si vamos a tu casa? Así lo nuestro sale menos caro y ahorraríamos.

— Sabes que vivo con mis padres. No sería el lugar adecuado.

— ¿Y si la próxima vez nos vemos en mi casa? —le sugirió, con una sonrisa.

Así fue. El siguiente viernes, Bustamante acudió a la lujosa casa de "Garras de Felina". Ella lo recibió con una bata transparente que no ocultaba mucho a la imaginación. Bustamante notó que había unos diez gatos gordos, todos observando desde diferentes rincones, acompañando en silencio a su misteriosa amante.

— Pasa, amor mío, ponte cómodo —dijo la chica, ronroneando suavemente.

Sin pensarlo dos veces, Bustamante comenzó a desvestirse. Cuando estuvo completamente desnudo, lo último que escuchó fue un chasquido de los dedos de "Garras de Felina". Los gatos saltaron sobre él, desgarrándolo sin piedad.

Entre la locura de maullidos y dientes afilados, "Garras de Felina" susurró:  

— Mis gatitos solo comen carne fresca... y ya tenían hambre.

El eco de su risa resonó en la habitación mientras los gatos devoraban hasta los huesos al desdichado, consumiéndolo como si fuera un ratón indefenso.


Cada Jueves un Relato

Me he unido a la convocatoria de Neogeminis, esta vez se trata de escribir un relato con el titulo 'Testimonio de un Gato', ver las condiciones y otras participaciones aqui.

SOLO DELUXE VOL#12 Lord of Nothing


Vacío

Ludovico Guerrero era (en efecto, "era", porque no sabemos si sigue vivo) un ávido coleccionista de la famosa revista de superhéroes dedicada en exclusiva a la ADA (Alianza de Detectives de Aragca). Su pasión se debía a que se había enamorado del Psicodélico, uno de los héroes secundarios.

Desde que el Psicodélico hizo su debut en la edición 731 de ADA, Ludovico no se perdía ni uno solo de los episodios. Estuvo pendiente de la edición 1000, donde todo el equipo de superhéroes daría la batalla final contra la Legión Tenebrosa, en el planeta Tartarópolis.

Ludovico madrugó ese día al puesto de venta de revistas, aunque no hacía falta realmente: había reservado su número con doña Magola, la propietaria del puesto, que, conocedora de las aficiones de Ludovico, siempre le guardaba un ejemplar. Le agradaba el muchacho porque era uno de sus mejores clientes.

Como un tesoro, Ludovico llevó su inapreciable nueva adquisición a casa. Entró y se sentó cómodo, listo para leer la historia de esa quincena. Una a una fue leyendo las viñetas. Vio cómo  Dama Luminica, junto con El Duo Místico, destruían sin contemplaciones a la Legión Tenebrosa, que, como siempre, no era más que un equipo de molestos mequetrefes (excepto por el Doctor M.Ortiz, el líder de los villanos). Pasó la página y estuvo a punto de lanzar un grito de horror: en la penúltima viñeta, el Doctor M.Ortiz le daba un puñetazo en el corazón al Psicodélico. Lo golpeó con tal fuerza que lo atravesó de lado a lado. Cuando sacó el brazo, dejó en el pecho un hueco, y en la mano sostenía el corazón palpitante del legendario héroe.

Ludovico cayó desmayado, en shock. Al despertar, se tocó el pecho como si el ataque del Doctor M.Ortiz lo hubiera recibido él mismo. Se sentía vacío. Y sin saber el motivo, comenzó a devorar  literalmente sus revistas de cómics:

Las doblaba a la mitad, les agregaba un poco de sal y les daba una dentellada en el centro para dejar un círculo perfecto. Pasó unos días comiendo esa deliciosa celulosa. Cuando se le acabaron las revistas, las juntó todas en una gran pila de modo que los círculos formaran un túnel. Luego, se metió por ese singular agujero y desapareció sin dejar rastro alguno en este plano existencial.

El vacío que le había dejado el Doctor M.Ortiz no podía ser llenado con nada conocido en este universo.




Jueves de Relatos

Participo en las convocatorias de los Jueveros, esta semana a cargo de Nuria, por favor seguir el enlace para ver las premisas del reto y encontrar la lista completa de relatos


Carbonell

Cinco Personajes

La joven actriz llegó muy emocionada a casa.

— Hola todos ¿adivinen qué? He ganado la audición, conseguí un papel importante en la próxima película de cine dirigida por el gran director Alan Smithee.

— ¿Y comó se llama? —preguntaron al unísono papá y mamá, con aires de auténtica curiosidad.

— Carbonell.

— ¡Bah! Si ya sé, esa es la misma del policía que se enamora de una tal Pelos de Mazorca — contestó el abuelo con desgano, sin levantar la mirada del crucigrama que llevaba resolviendo todo el día.

— No estas ni tibio abuelito querido, la película estará basada en la famosa telenovela llamada "La hija de Carbonell".

— Peor aún — dijo el abuelo.

— No hagas caso al abuelo, vea que confundir un libro que nadie leyó con la serie de televisión exitosa es ya síntomas de demencia senil — replicaron el padre y la madre al mismo tiempo.

— Pues loco no ando — contestó el abuelo — ustedes no se acuerdan o no lo saben porque serían muy jóvenes, pero la Telenovela no tiene nada que ver con el libro, eso lo sé muy bien y estoy seguro de que esta producción tampoco debe ser muy leal al material del cual toma el nombre. ¿A ver nena comó será esa película?

— Haré de niñera de un niño policía, que resuelve crímenes muy misteriosos, la clave está en que el crío es un fiasco, será un incompetente, mientras tras bambalinas yo soy la que resuelve el misterio y encuentra al culpable. Claro, eso nadie lo nota y siempre el chico aparece como una especie de genio al cual todos aclaman y galardonan.

— Suena a comedia, me da mala espina — anunció el abuelo con aire preocupado.

En ese momento se escuchó la palabra:

CORTEN.

El director muy enojado dice a su asistente (que como todo en ese mundillo de la farandula, es su propio hijo) : 

"No me gusta este cast, mejor búscame una niñera pelirroja y el niño de preferencia debe ser un muñeco de ventriloquia Ugandés o del Senegal, en especial desaparece al payaso que hace de abuelo, quiero a un anciano de verdad, eso ahorra mucho maquillaje. Y en vez de policía pongamos un medico forense o un abogado fiscal.

Pensándolo bien, despide a todos estos cinco y a la próxima hay que unir al padre y la madre en una sola voz, quizás un tío andrógino de esos que tienen dos cuerpos funcione mejor para el efecto que quiero...

Y el que resuelve los crímenes sera el reflejo del chico en el espejo o una bailarina muda importada del Brasil."

— Contrataré a un cuervo parlante, un mono tití y un par de gitanas, que harán los papeles protagonicos — pensó para sus adentros el asistente. Quien en el ultimo párrafo del libro, a modo de giro de tuerca inesperado, el Inspector Carbonell descubre que es "la mastermind" causante de los horrendos asesinatos.

Jueveros

Este relato participa en la convocatoria de Jueveros de Septiembre/5. Organiza Alma Leonor en su blog Helicón. Tema 5 Personajes. Todos los detalles y demás relatos se encuentran siguiendo este enlace.

Para la mas bella

Año 1666: En alguna Pirámide de La Logia de Hechiceras del Sur  se han reunido la Gran Abadesa y su sucesora. — ¿Maestra, que contiene esa c...