En una diminuta luna de un gigante gaseoso con brillantes anillos, una figura femenina contempla la explosión de una pequeña nave espacial que estaba cerca de la órbita de aquel olvidado satélite. Dejó derramar una lágrima y alcanzó a desfallecer. De repente otra mujer se acerca por detrás y amablemente le acaricia la espalda.
— Ánimo Zaida. Nuestra hermana se ha sacrificado por nosotras, no dejemos que estos horrendos eventos sean en vano.
Cualquiera que estuviera viendo la escena en aquel desolado lugar, pensaría que se trataba de un par de gemelas idénticas. Pero no es así.
En el interior de aquella luna, llamada Mimas por los antiguos, yace encerrada desde hace eones una entidad notoriamente maligna venida quizás de otro Universo. Por mucho tiempo simplemente durmió en el olvido, incómodamente instalada en el centro del cuerpo celeste. Allí la habían dejado los Carceleros, guardianes siderales venidos de la galaxia de Andrómeda.
Con el estallido del meteorito que extinguió a los dinosaurios, Zaida despertó y comenzó a escuchar la voz de aquel que se identificó como "anterior a los Titanes, los Dioses y el Caos". Su misterioso mentor la instruyo en como potenciar sus poderes, fue el quién le indico como hacer proyecciones mentales en la superficie de Mimas.
Pero desde que el simio es hombre ya no volvió a escuchar a su mentor e incluso lo había olvidado, en su mente interior ella se había autoconvencido de que fue ella misma quien se autoeducó en las profundidades de las artes siniestras.
Zaida se había aplicado bastante bien a la tarea y podía crear imágenes de una bella mujer recorriendo la superficie de Mimas y de vez en cuando hasta podía tocar los dulces acordes de un Clavicémbalo. Sus capacidades ahora eran tales que podía proyectar al menos 3 versiones distintas de ella misma en la superficie y cada versión podía a su vez tener una personalidad diferente y cada una tocaba un instrumento musical distinto.
Necesitaba volver a la Tierra, pues sabia que en algún lugar había un funesto culto dedicado a ella creado por los misteriosos integrantes de una secta ultra secreta que se movía entre las clases más adineradas y poderosas del Reino de Aragca y que estaban dispuestos a sacarla de su encierro.
La energía de las oraciones dirigidas hacia ella había incrementado notoriamente su poder. Las sacerdotisas que lideraban el extraño culto habían encontrado un plan muy ingenioso para traerla de nuevo al planeta.
Sacrificarían en frente de un espejo a una virgen, pues el Amo de aquella dimensión de reflejos les había exigido "sangre por sangre"
Madame Marusa, una de las sacerdotisas del culto estaba preparando el momento y lugar exactos para hacer el cambio exigido: ellas empujarían hacia el espejo a la bella muchacha y el Cíclope, que dominaba el mundo de los reflejos, a cambio traería de nuevo a la GRAN DAMA DE MIMAS. Parecía una transacción simple, pero los demonios de otras dimensiones siempre tienen trucos y son proclives a violar los pactos. Nada más pensar en los dos ojos del Cíclope y en su horrenda cara le ponían los pelos de punta a la joven muchacha, tan solo la confortaba el saber que su Madre al menos ya había hecho otro par de veces rituales similares quizás 3 o 4 siglos atrás cuando aun vivía el Gran Mago Vil Valier, Duque y Caballero temido por los Reyes de Aragca.
Lo que no sabía Marusa es que sus planes eran también conocidos por la PSA o Policía Secreta de Aragca, un organismo estatal que haría palidecer a los más curtidos miembros de la Gestapo. Tanto el Inspector Carbonell como la Detective Ada Skully estaban al tanto de los perversos planes trazados para traer a esta realidad al terror que estaba encerrado en Mimas.
Claro a estos policías la cosa no les parecía coherente, ya que Carbonel y Skully son completamente escépticos a las cosas espirituales, a las entidades extraterrestres clase IV o a la existencia de demonios inter dimensionales. Ellos estaban más bien allí para prevenir un asesinato, pues la parte de "sacrificar" a alguien en frente de un espejo no les parecía del todo honesto.
Skully pues infiltraría el culto, vestida con las túnicas que suelen usar los participantes de rituales satánicos, mientras Carbonell estaría vigilando y apoyando desde afuera con artillería pesada si fuera necesario para proteger la vida de Skully y de aquella que estuviera destinada a ser la ofrenda del Cíclope.
Pero lo que no sabía la intrepida pareja es que la Baronesa Arletta Valier, también sabía que ellos sabían. Por siglos la dinastía Valier había protegido a brujas y magos, pues su poder emanaba de la posesión de conocimientos y objetos esotéricos. La Noble dama se había propuesto traer a Zaida y convertirla en su hija, hacerla su heredera y no iba a dejar que dos personajes bufonescos de la Policía le impidieran realizar su plan.
Pero lo que no sabía la Baronesa Valier, es que el mismo Rey de Aragca, Don Arnulfo VII de Santillana ("Arnulfo Brazos Cortos", apodado de ese modo para diferenciarlo de su padre "Don Arnulfo Brazos Largos") estaba al tanto de TODO, y sabía que para neutralizar un sacrificio a los demonios del espejo se requieren otros holocaustos similares. De un modo sutil el Rey de Aragca llego a planear el asesinato de los tres Jueces de un Reality a fin de entorpecer los planes de la Baronesita. Pues sabia que traer a un alienígena clase IV al castillo de los Valier serial algo nefasto para Aragca y él no permitiría que la paz del Reino se alterara.
Mientras, muy cerca de las inmediaciones de Saturno, en la comodidad de su poderoso crucero interestelar, El Cíclope esbozaba divertido una cruel sonrisa, mientras miraba a través del espejo al Rey de Aragca.
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