Prisma

Jueves de Relatos

Para el 29 de agosto/2024 nos citan "Artesanos de la palabra" con un reto bastante interesante llamado "Ada del Argerich" , los detalles y otros relatos se encuentran aquí.



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— No existe tal cosa llamada "universos paralelos" — le contesté con toda seguridad a la chica de aspecto albinoide.

— No he dicho que exista una especie de universo paralelo al tuyo, lo que dije es que con este prisma se pueden visualizar los universos paralelos de una historia escrita—replico ella con tono calmo, actitud fría y serena, sin ocultar para nada su acento de espía soviético.

— Pues no es claro para mí, aún no capto porque el dichoso prisma es una pieza interesante para mi colección.

— Es más fácil si te hago una demostración, en "vivo y en directo".

— ¿Cómo va eso?

— Es muy sencillo, basta con que me des un texto escrito de cualquier personaje de tus cuentos y relatos.

Le pasé uno al azar, en el que por casualidad estaba Bellana, la muñeca sospechosa de cometer varios crímenes. La Ucraniana puso encima del texto un prisma bastante grande, de unos 20 centímetros de largo y al menos 5 o 7 de ancho, no pude precisarlo muy bien, porque quede prácticamente embelesado con lo que estaba viendo: En una cara del prisma al frente mío, se veía nítidamente a Bellana, completamente despedazada y abandonada.

— Efectivamente, así es como imagino a Bellana una vez que cometió los crímenes, solo que aún no he escrito esa parte — dije con aire de asombro y credulidad.

— Y ponte atento porque no has visto nada, si giramos el prisma y lo ponemos sobre otra de sus caras veras la misma Bellana, pero en otro universo — dijo la misteriosa mujer mientras daba el fatídico giro al artefacto y lo depositaba cuidadosamente sobre el papel.

Pude ver esta vez una Bellana diferente, sobre esa nueva cara del prisma, aparecía como una hermosa mujer de carne y hueso, vestida con trajes aristocráticos, en un ambiente claramente muy SciFi. 

— Y puedes seguir explorando otros universos cada vez que hay un giro sobre otra cara del prisma.

— ¿Qué tecnología es esta, funciona con una AI?

— Estimado mío, el prisma no es un objeto electrónico, es más, no requiere ningún tipo de corriente eléctrica para funcionar.

— ¿Cuánto quieres por el cacharro? —lance mi pregunta con cierto aire despectivo.

— La misma suma de siempre.

Me quede mirándola directo a los ojos y escupí mi clásica frase para esos casos:

— Un momento le pasamos un contador Geiger — y sin que ella pudiera hacer algo yo había sacado mi Geiger portátil (comprado en Amazon) y este comenzó a pitar y dar la alarma: 0.75 Grays indicaba en la pantalla. Que es equivalente a recibir 18.000 radiografías del tórax en un solo segundo.

Le mostré la lectura del aparato, acompañando la acción de un silbido y le dije rápidamente — esto parece que viene de Chernovyl, ¿no? ... te pago la mitad.

— ¡Hecho, tovarisch! ... El Talismán Romanov ahora te pertenecé.



Rutina

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En una autopista secundaria, muy solitaria, un vehículo va algunos kilómetros por hora por encima del límite máximo de velocidad. Es de noche, y el paraje circundante es absolutamente tenebroso.

A poca distancia, otro vehículo lo sigue. Tiene la clásica luz de emergencia que indicaría que es policial.

El conductor del vehículo, al percatarse de su falta, comenzó a bajar el ritmo para, por fin, detenerse a un lado de la vía. Vio cómo la patrulla se estacionó detrás de él. Los policías se tomaron su tiempo en descender; se movían despacio, cada uno por un lado. Era una pareja, bastante joven. El hombre tomó el lado izquierdo; la pelirroja, con gafas oscuras, fue por el derecho. Ambos vestían de civil.

El policía golpeó el vidrio de la ventana diciendo, de forma autoritaria, una sola palabra:

—Papeles.

El Infractor comenzó a sudar; se sentía nervioso, pero lo calmaba saber que tenía su documentación en regla. Con prontitud, buscó en la billetera la licencia de conducción, la carta de propiedad del auto y la constancia de estar asegurado.

Apenas tuvo listo todo, se dispuso a entregar al oficial que lo requería, cuando en ese mismo momento una bala expansiva le perforó la cabeza.

—¡Maldita sea! Lo has vuelto a hacer sin avisarme. Mira cómo me has salpicado la ropa; debo tener hasta pedazos de hueso —dijo en un tono muy casual el caballero—. Ni siquiera alcancé a recibirle los papeles.

—¡Ups! —contestó ella y luego soltó una risotada, la cual fue seguida por su compañero con una fuerte carcajada.

—Tendremos que proceder a limpiar la evidencia —dijo él, como si se tratara de una rutina cómica varias veces ensayada—. La próxima vez voy a tener que ponerme un delantal de plástico para evitar arruinar mi ropa, que es tan cara.

—Si te hace sentir mejor, amor mío, la próxima vez yo pido los papeles.

Ella guardó cuidadosamente el arma que había utilizado y retornaron a la patrulla. Apagaron todas las luces. Desde allí el hombre utilizó un teléfono celular (no usó el radio oficial), marcó un número, esperó unos segundos a que una máquina contestara y dijo:

—Papa,..., Hotel, Eco, Charlie, Hotel, Oscar —y colgó la llamada.

Algunos minutos después, a lo lejos, vieron la silueta de un helicóptero que se aproximaba, y, sin encender las luces, desaparecieron en la oscuridad.



Jueves de Relatos

Este jueves 15 de Agosto/2024, Neogeminis nos convoca con un tema libre para 'Cada jueves un relato'. Ver los detalles y otras participaciones.

Ver otros de mis relatos en la serie: Asesinos.

Pervitin 2.0

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La coronel Gertrudis Goeringa se disponía a enunciar su plan magistral cuando fue abruptamente interrumpida por Ada.

— Estimados — dijo la heroica pelirroja — ya son más de las once de la noche, tengo sueño, me siento muy cansada. Mañana será un día muy complicado, así que no creo que sea conveniente cambiar de planes ahora. Es más, un nuevo plan requeriría no solo la aprobación de los Detectives que participamos de la investigación, así como también la aprobación del Alto Mando, incluyendo al Comisionado y al enviado de la Corona.

— Estamos ante una situación de excepción que requiere una medida urgente, no se trata de saltar la cadena de mando, sino de tomar acción efectiva y eficiente — respondió Goeringa.

— Es cierto, pero cada situación tiene sus particulares, recordemos que hoy he recibido no solo uno, sino dos atentados contra mi vida, las ordenanzas dicen que un efectivo sometido a una situación de ese grado de estrés requiere al menos 72 horas de descanso desligado de toda responsabilidad. Así que invoco el Estatuto de Protección al Oficial Policial. De modo que desde este momento me excluyo de esta reunión para irme a tomar un merecido descanso.

Y antes de que alguno de los allí presentes pudiera hacer algo, Ada saco una pastilla de Pervitin 2.0, se la trago y cayó allí mismo dormida sobre la mesa, en un sueño profundo. Por experiencia propia Goeringa y los demás sabían que alguien bajo los efectos de esa extraña medicina, jamás despierta hasta que hayan pasado al menos nueve horas. 

— Sin Ada, el grupo no puede tomar decisión alguna, se requiere que haya 5 y solo quedamos 4 — concluyo Doris.

— ¡Maldita perra! — pensó para sus adentros la Coronel Goeringa que estaba roja de ira.



Xilotismo

—¿Es esta la tumba del abuelo? —preguntó bastante conmovida Helena. —Sin lugar a dudas, esta es. La única con lápida de madera, tallada como...