Doris

Consideraciones

Para representar esta obra de teatro se requiere que la actriz principal mida al menos 1.77, debe tener el cabello oscuro, el color castaño es aceptable, debe ser una mujer muy bella y atlética. La actriz debe ser capaz de manejar pesadas botas de cuero fino con tacones altos y puntera reforzada en acero, ya que al caminar sobre el tablado debe provocar un ruido como si estuviera moviéndose un tanque panzer en una cacharrería o como un tiranosaurio en una película de ciencia ficción.

La luz debe ser tenue. Doris se encuentra sola en la tarima, caminando de un lado a otro, visiblemente agitada. De repente, se detiene en el centro del escenario, respira hondo y comienza a hablar en voz alta, como si estuviera enfrentándose a sus propios pensamientos.

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No estoy de acuerdo con todo ese zafarrancho de vanidades que se ha desatado en torno al famoso caso de los Jueces del Reality. ¡No, definitivamente no lo estoy!. Y mucho menos con la forma en que se ha llevado la investigación. Pero, si soy honesta... lo que realmente me molesta, lo que me saca de quicio, es esa... esa estúpida haciendo de estrellita de cine.  Todo lo que está fallando, todo, es por haber incluido a esa advenediza en el equipo.

La odio.  La odio de verdad. Pero... ¿Cómo empezó todo esto?  

Décadas atrás... cuando apenas habíamos dejado de ser adolescentes. El primer día en la academia...

Llegué temprano. Pocas mujeres optaban por ser oficiales de policía en aquellos días.  Pero yo estaba decidida. Había otras chicas, claro, pero no serían rivales para mí... al menos no físicamente. Eran más bajas, menos atléticas... y, bueno, no eran bellas.  Nos habían convocado a las siete de la mañana, en punto. Yo llegué quince minutos antes. Quería conocer y analizar el entorno y al personal, saber con quién compartiría clases ese semestre.

Y entonces... apareció ella.  La estúpida de cabellos rojos. Llegó tarde, claro, y no pasó desapercibida. Desde ese momento supe que "Pelos de Mazorca" sería una constante molestia en mi vida.

La Pelos de Mazorca... era realmente excelente. Atlética, rápida mentalmente, disciplinada. Y, por si fuera poco, ¡más alta que yo!  Así que, sin darme cuenta, empecé a usar botas de cuero de tacón alto. Con ellas, la superaba en estatura... aunque solo fuera por unos milímetros.

Por un tiempo, Pelos de Mazorca fue como una incomodidad inevitable. Pero entonces, Boris... Boris, uno de los chicos más destacados de la academia, comenzó un romance conmigo. Claro, un romance disimulado, porque estaba prohibido por los reglamentos. Pero era real.

Pelos de Mazorca no parecía interesada en desarrollar amistades con los chicos. (Se encoge de hombros) Pero yo... yo veía cómo Boris también había desarrollado cierto interés por ella. Y no podía soportarlo.

Sí, eran celos, lo admito. Aunque estoy segura de que nunca hubo nada entre Boris y Pelos de Mazorca, sé que ella es la causa de que Boris y yo no hubiéramos progresado como cohetes en las esferas militares.

Sin Pelos de Mazorca, Boris y yo seríamos la pareja policial más destacada. ¡Nosotros ocuparíamos los titulares, las fantasías del público! Pero no... por alguna razón maligna, parecemos personajes secundarios en una novela de misterio barata.  O aún peor, como personajes descartados por un mero capricho casual: Boris y Doris por cosas de la vida son también los nombres aparecidos en una película de comedia policial muy popular. Se había vuelto constante que la gente nos hiciera referencia a esos payasos del cine. Y solo por una mera cuestión de nombre y no de méritos,  solo por eso, brilla más mi enemiga.

Pero ahora... ahora todo está cambiando.  Los eventos de los últimos días han inclinado la balanza a mi favor. La clave... estar pacientemente en la sombra. Nadie nota lo que hago.

Y fue entonces cuando hice lo que nadie había hecho antes: El clásico gráfico de relaciones entre la lista de sospechosos, testigos, víctimas e investigadores del sonado caso.  Un diagrama de técnica detectivesca clásica, que mantendré solo para mí. Sé que es el inicio de un camino hacia el éxito y el estrellato. Y esta vez, nadie podrá detenerme. No Pelos de Mazorca, no Boris, nadie.

MicroTeatro

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