El blog del Tintero del Oro, propone el siguiente reto literario:
Edición de Concursos 42º, La metamorfosis de Kafka. Escribir un relato donde el protagonista despierte a un mundo o realidad que contenga un aspecto que no acabe de entender.
Fortunato era uno de esos individuos clasificados como un técnico clase 7, una especie de supernumerario que nunca falta en la larga cadena burocrática. Su trabajo era poner o no poner un sello en los formularios que llenaban los ciudadanos para hacer algún requerimiento ante el gobierno. Los formatos con sello iban a una cesta de color verde de exactamente un metro cúbico y los sin sello a una cesta roja de las mismas dimensiones. Al final del día debía entregar al menos 5 cestas llenas de cada clase. ¿A dónde iban esas cestas?... nadie que él conociera lo sabía. Pero su Jefe, el señor Cepeda, era muy exigente en ver que el llenado de cestas estuviera en plena producción. Y lo peor de todo, su labor se hacía en el frío sótano de un rascacielos de innumerables pisos.
Lamentaba Fortunato su suerte, sabedor de tener un trabajo menos que mediocre, el cual consiguió gracias al pesado de su cuñado. Lamentaba llevar una vida casi tocante con las líneas de pobreza: Vivía solitario, bajo renta en uno de los sitios menos atractivos de la ciudad, en una especie de lugar que con mucha imaginación se podría llamar hogar. Era un completo perdedor y lo sabía perfectamente.
Un día cualquiera iba Fortunato camino al trabajo, cuando vio en la acera un brillo, era un anillo, el cual recogió y vio que era un objeto de oro. Sin saber porque y sin pensarlo se lo coloco de inmediato en el anular izquierdo, como si fuera su argolla de matrimonio.
Por alguna razón no sintió durante el resto del trayecto el normal pesimismo que lo acompañaba a cada paso, parecía que el mundo le sonreía.
Al llegar al lugar de trabajo, la recepcionista le indico que había un mensaje para él, debería ir de inmediato al piso 100, y hablar con Mister Rockett, Vicepresidente Financiero de la Compañía.
Fue al lugar y la secretaria de Mister Rockett lo llevo a una oficina muy lujosa
— Fortunato, que alegría de verte, tenemos buenas noticias, te hemos promovido. De ahora en adelante serás el Jefe del Jefe de un tal Cepeda del piso 2. Serás el Gerente de División de la sección de Reclamos. ¡Un profesional clase A! Felicitaciones. Y lo mejor: el paquete compensatorio es una cifra absolutamente obscena. Tómate el día, te lo mereces. Usaremos el tiempo para acomodarte en una oficina en el piso 90.
Salió de allí Fortunato. La secretaria de Mister Rocket se despido cortésmente e incluso pareció que le hizo un guiño coqueto con el ojo.
¿Estaría soñando? ¿Qué ocurre aquí? ¿Será una de esas bromas de 'Cámara Escondida'? Sea lo que fuere Fortunato dedujo correctamente que algo tenía que ver con ese misterioso anillo que se encontró.
Durante las siguientes semanas la empresa se encargó de «relocalizar» a Fortunato: le asignaron un lujoso apartamento y una Limusina, una bella secretaria e incluso le proporcionaron toda clase de trajes elegantes como correspondía a un hombre de su rango.
Y estos cambios no solo se daban en el entorno laboral: Al ir a los restaurantes no tenía que hacer reserva, simplemente cuando se acercaba a algún establecimiento, los empleados se encargaban de hacerlo pasar de primeras y de llevarlo a mesas reservadas, cerca de donde pudiera ver los espectáculos en vivo de bailarines o magos.
Y con ese cambio también atrajo como imán a bellas mujeres. Fortunato comenzó a creer que el anillo lo había convertido en una especie de estrella de cine.
Una noche cualquiera en la que ya ni se preocupaba por la razón del giro en la vida, en una calle solitaria, se le acercó una bella pelirroja de esas que usan gafas para sol, incluso en la oscuridad más espesa.
Fortunato creyó que era otra más de las tantas que ahora lo frecuentaban.
— Alto en nombre de la Ley — dijo la misteriosa mujer, mientras le mostraba una placa policial.
Fortunato dudó, usualmente en Aragca al ser detenido por la Policía, lo mejor es quedarse quieto y obedecer las instrucciones del oficial, pero Fortunato ahora con la autoestima superlevada a un nivel de maniático, comenzó a dar signos de no querer detenerse.
— No mueva ni un músculo más, Maquio —ordeno en tono áspero la pelirroja
— Esto debe tratarse de un err...
Pero Fortunato no termino de decir la frase, una bala de fragmentación, disparada por la mujer, le destrozo por completo el cerebro, casi le arranca la cabeza.
La mujer sin hacer mayor gesto vio como cayó el cuerpo sin vida de Fortunato al frío suelo de la calle
— El objetivo ha sido localizado y neutralizado —dijo utilizando un radio portátil
Unos instantes después un hombre de aspecto heroico se acercó a la pelirroja
— Muy bien, ¿sabes si tenía el anillo?
— Por supuesto, aún lo lleva puesto.
— Perfecto, de aquí en adelante yo me encargo — contesto el hombre misterioso, que se puso unos gruesos guantes de hule, saco un cuchillo de carnicero y le corto el dedo anular a Fortunato, y con mucho cuidado usando la punta del cuchillo, agarro el anillo y lo deposito en una bolsa de plástico, que luego puso en un maletín y lo cerró con varias llaves.
— ¿Qué es ese objeto? — inquirió la pelirroja
— Nadie lo sabe, ni siquiera nuestros expertos
— ¿Y se lo llevas para que lo analicen?
— No. Tu misión es otra
Y sin que se diera cuenta, el hombre puso unas esposas en la muñeca de la pelirroja que la ataba al maletín.
— Hay que destruirlo, debemos llevarlo al volcán “Llamaradas”, lanzarlo allí y confirmar que sea consumido en la lava ardiente
— Por Dios, si voy a estar involucrada en esto, es mejor que me informes en regla.
— Es algo fuera de este mundo. El anillo transforma al que lo toca, a unos los vuelve cucarachas, a otros puede que los torne en prófugos de la justicia, otros se vuelven invisibles y algunos se transforman en horrendos monstruos, siempre ocurre un cambio tan extraño que desconcierta a sus víctimas y a quienes viven alrededor de ellos. La orden de los superiores es que pongamos fin a ello.
La pareja de policías se fue alejando del lugar y dejaron tirado en el piso a Fortunato como si fuera un perro sin valor. Su cadáver terminaría de seguro despedazado en la facultad de medicina o en el mejor de los casos en una fosa común de nombre N.N.
Un signo del triunfo es el guiño coqueto de la secretaria de un encumbrado. Y tener asignada una propia bella secretaria. Fortunato le tocó ser el acceso a bellas mujeres, lugares preferenciales.
ReplyDeleteParecía estar a la altura de su nombre, gracias a su anillo. Hasta que se encontró con una policía pelirroja. Que lo liquidó.
Luego la policía se encontró con su compañero policía para cumplir la misión de arrojar el anillo al volcán.
La policía pelirroja podría estar en riesgo. De ser arrojada junto con el maletín, al que está esposada.
Interesante lo que propones, y me da pie a pensar en una segunda parte del relato, que voy a guardar en mis notas, pero ya veo la escena en mi cabeza..... necesito "marinar" la idea y hacerla pronto ose va a ....olvidar, para siempre.
DeleteAl principio pensé que por fin a Fortunato la vida le sonreiría haciendo honor a su nombre.
ReplyDeletePero no...
El destino le proporcionó un espejismo que poco duró.
Aunque viendo la vida que llevaba antes de encontrar el anillo era la de un muerto en vida.
Hay una leyenda china que no recuerdo bien en que todo lo que le va pasando al protagonista de la leyenda es relativo porque lo que parece bueno luego es malo y al revés.
Nada es eterno.
Saludos.
Me encantaria conocer la leyenda china, alguna vez lei un cuento antiguo y son bastante entretenidos y muy filosoficos,
DeleteLos nombres no siempre cumplen jeje, Fortunato es la regla. Bien narrado se lee con interés-
ReplyDeleteSaludos Ester, me alegro que te encantara, abrazo de oso.
DeleteParece " mi tesoro", que embrujada a cualquiera. Ofrece mucho más que la invsibilidad. Yo creo que fue feliz un tiempo no especificado, y que tuvo ña mala suerte de que el anillo no estaba demasiado perfeccionado, de lo contrario habría tenido la suerte de que a la peliroja se le encasquillara la pistola. Que se conforme con lo que tuvo, que no tiene más remedio.
ReplyDeleteMagnífico cuento de misterio y casi de espias. súper entretenido y enganchatorio.
Abrazoo y suerte
Hay algo de Tolkien en ello y los espias.... bueno es que aqui todo gira en torno a Ada y Carbonell.... trate de ponerlos en escena sin que se notara mucho
DeleteUn cuento desconcertante, me ha gustado. Suerte.
ReplyDeleteSaludos, es que todo esta dentro de un marco narrativo mas grande, pero me sirvio para aceptar el reto del tintero
DeleteCuando algo es "demasiado bueno para ser verdad" hay que desconfiar. Al menos Fortunato tuvo sus cinco minutos de gloria y placer pero el precio por llevar el anillo fue demasiado caro. Una historia que nos invita a la reflexión sobre las injusticias laborales y los "golpes de suerte". Muy interesante. Saludos y suerte en el concurso.
ReplyDeleteSi creo en literatura algo bueno debe terminar en muy malo, sino el lector sentira que "algo falta"
DeleteTremenda historia, pobre Fortunato hubiera sido mejor que siguiera con su rutina, aunque muchos dirán, ¿Quién le quita lo bailado?, en definitiva después de muerto no se entera ni a dónde lo enterraron.
ReplyDeleteBuena historia, saludos.
PATRICIA F.
Creo tuvo al menos unos instantes de verdadera dicha
DeleteMe dio pena el destino de Fortunato el anillo lo tentó y fue destruido.. Te mando un beso.
ReplyDeleteEs un objeto muy peligroso, supongo no habia otro remedio
DeletePobre Fortunato y menuda ironía finalmente la de su nombre... Un relato que mantiene muy bien la intriga y el suspense y despierta mucha curiosidad por saber lo que sucede. Estupendo, Jose.
ReplyDeleteSaludos Marta, me alegro que pasaras, y que te encantara el texto, abrazo fuerte
DeletePobre Fortunato, qué mala fortuna! Suerte. Un abrazo!
ReplyDeletelady_p
Dicen que hay que ser algo "sadico" con los personajes cuando uno hace un cuento, quizas asi deba ser
DeleteHola, José!! Pobre Fortunato a quien paradójicamente no le sonríe la fortuna. Cuando encuentra el anillo y se lo pone su vida da un giro inesperado, haciendole sentir como “una estrella de cine”. Pero qué poco le dura... Ese extraño anillo que parecía traerle la suerte al final se convirtió en su condena. Has narrado muy bien esta historia, te felicito. Suerte en el Tintero y un abrazo!!
ReplyDeleteEs una entretenida aventura en donde el prota lleva la peor parte, me alegra que pasaras, abazos
DeleteHola Jose. siempre hay que desconfiar de los golpes de suerte repentinos y que llegan con demasiada facilidad, no suelen esconder nada bueno. Fortunato se dejó llevar por el poder del anillo sin tomar ninguna precaución y así acabó, con poca fortuna a pesar de su nombre. La historia tiene un aire a El Señor de los Anillos, que supongo habrá servido de inspiración. Un abrazo.
ReplyDeleteSaludos, en cierta forma, si.... aunque con un giro: Ya salio la segunda parte del relato, participando en los jueveros, en donde mas o menos se explica que paso con el dichoso anillo.
DeleteMe ha encantado como adaptas todas las situaciones a las particularidades del universo que narras en este blog: Parece que tus detectives están allí insinuados, sin precisar los nombres, pero dándonos detalles de sus vidas, y claro está el reto como tal en donde si alcanzo a identificar muchos temas kafkianos, en especial de la Metamorfosis y del Proceso con el cuchillo de carnicero y todo aquello de la burocracia. Bien logrado este relato, magnífico, como siempre.
ReplyDeletediste atenta lectura, ciertamente algunos dichos y objetos son kafkianos, pero bueno todo aqui va enmarcado en aragca, me alegro que te encante
DeleteHola, José. Un relato muy entretenido, con pinceladas de novela de espías y anillos de poder que hay que destruir envuelto en cierto surrealismo muy del autor al que homenajeamos. Para llamarse Fortunato, vaya mala pata que tiene al final el protagonista. Un abrazo y suerte en el concurso.
ReplyDeletesaludos, hiciste perfecto resumen, hubo mezcla de varias cosas, pero creo entretiene.
DeleteMejor encontrar ese anillo que un décimo de lotería premiado. Buen relato.
ReplyDeletecreo un intante de sonrisa de la vida es bienvenido en el mundo de kafka
DeleteVaya tela la pelirroja y el señor heroico. Podían haberle quitado el anillo sin quitarle la vida. Qué brutisimos. Bueno, a ver cómo se las gasta esta nueva comunidad del anillo para destruir tan peligroso objeto.
ReplyDeleteUn relato divertidísimo... Menos para el pobre Fortunato.
Te deseo lo mejor en el concurso. Un saludo.
Saludos Bruno, bueno en otro reto que es el de los Jueveros amplie un poquitin acerca del anillo.... y pienso agregar una tercera parte y todo parece indicar que el anillo de Fortunato.... no es el objeto real, parece el tenia era un "fake".... pero bueno me falta escribir esa partecita, quizas el proximo jueves.
DeleteHola Jose pues si que es cierto que el influjo del anillo y del nombre duro poco. Esperando la segunda parte. Un abrazo y suerte.
ReplyDeleteHola, Josë. Es increíble cómo haces encajar el mundo de Aragca con cada reto, en este caso con un relato muy simpático y moraleja incluída.
ReplyDeleteMuchas gracias por participar, mucha suerte y un abrazo
¡Me encantó!, Quizás con más ingredientes de “El proceso” que de “Metamorfosis”, pero con los suficiente de ambos para hacer un relato kafkiano en toda regla. Me gustó sobre todo el funcionario o técnico que forma parte de la cadena de los tantos supernumerarios que si faltara ni se notaría su ausencia, y toda esa parafernalia de cestas de colores con o sin sellos para su correspondiente protocolo. Vamos, que complicar la cosa solo hace que la administración se retroalimente a sí misma, aparte de que no hay nada más peligroso para un funcionario que el exceso de celo, estropea el carácter y enturbia la capacidad de juicio. Me recordó el tema de la cesta a la gran película de “Tiempos modernos” donde el Gran Chaplin y resto de obreros hacían sus tareas rutinarias y específicas en la Gran fábrica de no e acuerdo que artefactos, salían del curre con el tic o toc de haber estado haciendo la “IM-POR-TAN-TÍ-SI-TAREA!de enroscar un tuerca por poner un ejemplo.
ReplyDeleteP.D. Tu sentido de la ironía es excelente, eso de que las peirojs usen gafas de sol hasta en los sitios más oscuros habla de que o eres cinéfilo absoluto o te gusta hacernos sonreir.
¡Oye, Demiurgo! ¡Qué mal final! y aunque a mi los finales felices me empalagan, ¡Ya le podía haber tocado con el anillo K de 7 vida como los gatos!
A Fortunato no le sonrió la fortuna, que ironía. El relato está cargado de intriga con ese anillo que todo lo puede y al que tu protagonista confió su suerte.
ReplyDeleteMuy buen relato Jose
Un abrazo
Puri
Intrigante relato, José. Me ha gustado mucho.
ReplyDeleteEs curioso cómo nos crecemos cuando, por una vez en la vida, parece que tenemos suerte. Tal vez si Fortunato hubiese sido capaz de conservar su humildad y se hubiese detenido, la policía pelirroja igual no le habría disparado y habría conservado su bien más preciado: su vida.
Mucha suerte en el concurso.
Un fuerte abrazo.
Muito interessante o seu blog.
ReplyDeleteAbraços
Hola, José. Tu relato es una mezcla efectiva de realismo mágico, misterio y crítica social sobre el poder y el destino, además mantiene al lector intrigado hasta el final. P. D: me encantó el guiño a Tolkien. Suerte en el concurso. Abrazo.
ReplyDeleteHola, José. Un relato con muchos giros. Pobre Fortunato, no tuvo buena fortuna.
ReplyDeleteUn abrazo
¡Hola Jose! Un relato con mucha intriga, misterio y un toque de novela policiaca. Está muy bien ambientado y te lleva a preguntarte qué pasará al final con el anillo. Podrán acabar con él o de algún modo las cosas se torcerán y el anillo terminará teniendo un nuevo dueño.
ReplyDeleteUn saludo.