Estaba escuchando, mientras manejaba el auto, el programa Pase lo que Pase de Radio con Vos, y oí al locutor, muy convencido de sí mismo, afirmar que: "no conocía a nadie que no tuviera un problema mental. Todo el mundo está loco”.
—¡Puf, paparruchas! —contesté al aire, enfurecido—. Recordé que esa frase la elaboraron en 1950 en el Departamento de Salud del Reino de Aragca. Como todo lo de ese gobierno, fue una historia creada para etiquetar a los ciudadanos: "este está neurótico, este es autista, este es bipolar"… Se inventaron cien mil sintomatologías para que la gente tuviera que acudir a servicios psiquiátricos innecesarios, recibir fármacos y, en general, alimentar con dinero a un sistema de salud corrupto. Habían convertido a la gente sana en enferma usando esas frases de manipulación masiva, para volvernos consumidores de químicos cancerígenos, "todo para nuestro bien".
Pero mi día no había terminado. Manejaba yo hacia un conocido establecimiento de ropa y artículos usados; buscaba un disfraz para Halloween. Y cuál no sería mi sorpresa cuando encontré, entre mil cachivaches, otro signo del consumismo de nuestro tiempo: allí, arrumbada, estaba la famosa máscara de Ada Escualo, el célebre personaje de las sagas de cine. Su imagen era inconfundible; se habían vendido cientos de juguetes con su estampa y allí, abandonada y sucia, haciendo más basura que otra cosa, estaba la icónica cara de la heroína. La imagen era chocante; sentí que iba a vomitar. “¿Es esto lo que hace el maldito consumismo?” —me pregunté sin darme respuesta.
Sin pensarlo mucho, pagué por la máscara. Era barata, como todo lo que alguna vez fue importante.
Me alejé pensando que, a los chicos del grupo de manejo de ansiedad les encantaría tener una Ada de edición limitada para la colección, los ayudaría a calmarse un poco.
El autismo se trata más con terapias que con remedios pero todo lo demás es verosímil.
ReplyDeleteNo le hace justicia a Ada.
Saludos.
Paparruchas! Al final no hay sistema, programa, gobierno o agrupación que esté libre de corrupción de algún tipo, alguna infiltración de duda o aval del 100%. Podemos despreciar al consumismo pero perderemos la batalla, no hay chances.
ReplyDeleteLas caras de goma no son mi artículo favorito pero tampoco como para decir que me provoca náuseas...
Saludos.
Hola José, me gustó como adaptaste la propuesta a tus personajes y el resultado final, me parece muy bueno, esa máscara es escalofriante, te diré.
ReplyDeleteMuchas gracias por participar de nuestra propuesta, saludos.
PATRICIA F.
Un buen texto con mucha carga para reflexionar. Hay frases que están hechas al dedillo para cada ocasión.
ReplyDeleteY hay máscaras que dan miedo , como la que expones.
Un saludo.
Muy buen relato. Según leía lo de acudir a servicios innecesarios me ha venido a la cabeza la idea de que antes se iba una vez a la semana al confesionario gratis y ahora es al psicólogo págando. En todo caso a contar cosas a un desconocido. La verdad es que haciendo referencia a la frases cuentas cosas muy interesantes para reflexionar en un texto muy bonito.
ReplyDeleteUn saludo
Hola José. Tu relato es una crítica afilada y llena de ironía que mezcla la indignación personal con una reflexión sobre el consumismo y la manipulación social. La escena inicial, con el protagonista manejando y reaccionando al locutor de Pase lo que Pase con un "¡Puf, paparruchas!", establece un tono visceral y combativo que engancha de inmediato. La mención de la frase "todo el mundo está loco" como una herramienta de control inventada por el ficticio Departamento de Salud del Reino de Aragca es un giro creativo que da profundidad al relato, transformando una idea cotidiana en una conspiración distópica. La denuncia de un sistema que etiqueta a las personas como enfermas para lucrar con fármacos es un comentario potente sobre la medicalización de la sociedad, y el detalle de los "químicos cancerígenos" añade un toque de paranoia que le da sabor al texto. La imagen de la máscara de Ada Escualo, una heroína icónica reducida a un cachivache sucio y abandonado, es un símbolo devastador de cómo el consumismo desecha incluso lo que alguna vez fue venerado. La reacción visceral del protagonista —"sentí que iba a vomitar"— transmite el asco ante esa decadencia cultural, y su pregunta sin respuesta refuerza la sensación de impotencia frente a un sistema que todo lo trivializa.
ReplyDeleteTe felicito
Quizás lo que habría que matizar es , que nadie somos químicamente puros. Una dosis adecuada de chifladura, siempre es pertinente, ayuda a sobrellevar aspectos enjundiosos de La Realidad. Además, quienes presumen de muy sensatos, a la hora de , como dice La Sagrada Biblia ..."la hora del llanto y el crujir de dientes", se muestran incapaces de salir adelante. Además, La Locura, a veces, es muy creativa.
ReplyDeleteMuy acertada y formativa esta entrada de tu bitácora. En fin, creo que a estas alturas, H u g o, tú ya sabes que estoy un poco chalado [¡¡¡¡¡¡¡ o mucho, no sé la magnitud exacta.....😂 😂 😂 😂 😂 !!!!!!! ]
Atentamente, Éste Loco : 🤪 🤪 🤪 🤪 🤪
Es genial estar loco y disfrutarlo en lugar de sufrirlo. Pero no todos están lo suficientemente locos como para conseguirlo.
ReplyDeleteEs todo tan factible, tan verosímil lo de la manipulación, las modas, la fascinación efímera, la instalación mediática de teorías y mentiras que al leer tu historia, uno llega a pensar que se trata realmente de una crónica futurista narrando dislate actuales. Me encantó esa frase de "Era barata, como todo lo que alguna vez fue importante". Nos pinta de cuerpo entero. Un abrazo José. Un placer leerte
ReplyDeleteUn buen relato que también abarca a todos los gobiernos del mundo tan proclives a clasificar y etiquetar a sus ciudadanos. Vivimos en un mundo lleno de etiquetas y de necesidades que se han creado artificialmente en nuestro perjuicio consumista. Feliz fin de semana
ReplyDeleteMe gusto tu relato. Te hace pensar. Te mando un beso.
ReplyDeleteLa mejor terapia para la salud mental es la incineración... tarda en llegar pero es sumamente efectiva.
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