Los archivos Carbonoir (I)



Matatías tenía un buen trabajo y vivía solo en su apartamento. Una noche invitó a cinco o seis amigos —algunos con sus parejas— para mostrarles el último gadget que había comprado en Amazon: un proyector de imágenes ultraportátil: el MiniBoom U-731. El aparato, cilíndrico y del tamaño de la palma de una mano, podía proyectar en cualquier pared, mediante tecnología láser, una imagen equivalente a una pantalla de TV de 150 pulgadas a plena luz del día. 6666 lumens de poder y soberbia. Le había costado bastantes monedas de oro.

Pasaron gran parte de la velada proyectando videos en el techo, cantando karaoke y vaciando en menos de tres horas varias botellas de bourbon de la colección del anfitrión. A eso de las diez, aún con la noche joven, los invitados comenzaron a despedirse, alegres y satisfechos.

Ya solo, Matatías se recostó en uno de los sofás, algo mareado, y se quedó dormido. No había pasado mucho tiempo cuando se despertó sobresaltado, con una sospecha que pronto se confirmó: el proyector había desaparecido.


Tomó su celular y comenzó a llamar a sus amigos. Les preguntó si sabían dónde había quedado el dispositivo, les informó que se le había perdido. Los pocos que respondieron dijeron no tener idea; aseguraron que al salir, el aparatejo seguía sobre la mesita de la sala.

Molesto, tanto por la pérdida como por las negativas y  falta de colaboración de sus amistades, Matatías decidió avisar a la Policía. A las once de la noche, el joven Oficial Carbonell y cinco agentes llegaron al apartamento, donde escucharon atentamente su relato.

Aún no era medianoche cuando, por toda la ciudad, Carbonell ya tenía arrestados a todos los asistentes —incluidos algunos familiares y personas que simplemente estaban cerca de ellos—. Las residencias fueron requisadas con minuciosidad en busca del proyector, que jamás apareció.

Sospechando que Matatías había inventado la historia o que el objeto se había perdido sin remedio, Carbonell también lo arrestó. Todos fueron llevados ante el juez, quien dictó un juicio sumario y expeditivo.

Esa misma noche, 172 personas fueron ejecutadas en los muy bien cuidados y aceitados patíbulos del ayuntamiento.

Por eso, y por otras razones similares, en Aragca nadie se atreve a robar.



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Para el Jueves 24 de Julio/2025 Neogeminis propone el siguiente reto (sigue el enlace para mas detalle y ver otros relatos participantes):



Podcast explicando el texto:




Comments

  1. Un tanto drásticos los métodos de investigación.
    Tal vez Carbonell haya ido refinando sus métodos, con mayor experiencia. O por lo menos, no usar lo letal para todo.
    Buen aporte.
    Saludos.

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  2. Carajo usted hace de la inteligencia artificial todo un arte en sus textos 10/10.

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  3. ¡Tía, qué fantasía de relato! Ya te estás poniendo en plan seria con las historias de Carbonell, ¿eh? Se agradece que vayas perfilando el cotarro.

    Y el momentazo de presentarnos al héroe en modo francotirador me ha dejado ojiplática, te lo juro. Menudo cebo nos has puesto. Ahora me tienes aquí, mordiéndome las uñas y esperando el siguiente capítulo como agua de mayo. ¡Queremos más!

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  4. ¿De qué sirve la justicia si no es expeditiva?

    Saludos,
    J.

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