Al séptimo día decidió crear a sus habitantes. Comenzó con unos pocos, pero en cuestión de minutos vio cómo la población se multiplicaba hasta ocupar cada rincón de Aurelia. Al norte se asentó Namcuan; en el centro, Surumbria; y más al sur surgieron otros reinos. Justo al mediodía, entre Namcuan y Surumbria, emergió el imperio más vasto que Aurelia vería jamás. Su rey lo llamó Andirria, en honor a su esposa fallecida, la princesa Andis Rhea, fundadora del culto a los Once Dioses.
Andirria se expandió sin freno hacia el norte y el sur. Sus habitantes, guerreros hábiles, pronto conquistaron Namcuan y asimilaron su cultura. En esas tierras del norte pervivía el recuerdo de Zaida a través de un culto fervoroso. Con el tiempo, en el propio corazón de Andirria se levantaron templos dedicados a ella, y muchos ciudadanos adoptaron las creencias venidas de Namcuan.
Pasaron los siglos hasta que uno de los reyes de Andirria declaró el culto zaidista una herejía. Se desataron brutales persecuciones: prohibió su práctica, ordenó demoler los templos uno tras otro y las sacerdotisas fueron ejecutadas sin clemencia. Las estatuas de oro puro erigidas en honor a la Diosa fueron reducidas a escombros.
Entonces llegó la Gran Plaga de Andirria. En menos de un siglo, la población se desplomó de 300 millones de habitantes a apenas 25 millones. La catástrofe marcó el inicio del declive y la eventual desaparición del imperio.
Héctor Plasma, uno de los médicos de la plaga, reconocible por su imponente máscara de pico, lo perdió todo durante la peste. Consumido por el rencor, maldijo a Zaida y juró vengarse de ella.
Magnífica historia de Zaida como creadora de un continente.
ReplyDeleteY vengadora de sus sacerdotisas.
Aunque ello haya despertado un deseo de venganza hacia ella.
Por acá, hay una asociación de dibujantes, cuya sigla es...ADA.
Saludos.
El relato es casi bíblico.
ReplyDeleteSe podría crear una Iglesia...
El vídeo acojona... buenísimo.
Saludos.